"La energía ha sido el sector que mejor ha capeado la crisis del coronavirus". Una frase que se ha repetido en multitud de foros sobre cómo se han vivido la crisis sanitaria en el mundo energético. No obstante, la alegría en este caso también va por barrios. La pandemia ha ensalzado a las empresas que habían hecho los deberes en el mundo de las renovables y, por otro lado, ha castigado a aquellas que siguen fundamentando su negocio en las energías fósiles.
En este sentido, el gran protagonista del año ha sido el petróleo. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) vaticina que el 31 de diciembre de 2020 se habrá consumido un 10% menos de petróleo que el año anterior. La demanda de crudo se ha desplomado en 9,77 millones de barriles (mdb) diarios respecto a 2019, según los cálculos de la organización, debido al fuerte impacto de la pandemia del coronavirus en el sector.
Un desplome del consumo del 'oro negro' que viene marcado por los meses más duros del confinamiento, donde el uso del combustible era marginal. En abril, el precio del Brent, barril de referencia Europeo, se situó en mínimos de 21 años (15,99 dólares) y el West Texas, el barril estadounidense, llegó a cotizar en precios negativos porque los productores no tenían lugar físico para almacenar los barriles.
Un escenario catastrófico para las grandes petroleras. Repsol ha perdido un 35% de su valor este año, sufriendo jornadas de desplomes del 15%, y ha cerrado el tercer trimestre con unas pérdidas acumuladas de 2.578 millones de euros. Una tendencia que tardará en cambiar. "Es poco probable que la demanda de petróleo se recupere por completo para fines de 2021 a menos que haya un rápido progreso con las vacunaciones masivas contra el coronavirus", explicaba la agencia de rating Fitch en su informe de diciembre.
Alegría renovable
"Hay un ámbito, en el que nosotros trabajamos mucho, que es la generación renovable, que probablemente no ha sufrido un impacto tan apreciable como otros", afirma Mario Sáez, asociado senior Área de Energía y Regulación en Dentons.
No hay que olvidar que esta transición se ha acelerado en 2020, no sólo por el coronavirus. En diciembre de 2019, Madrid fue la sede de la Conferencia sobre el Cambio Climático, también conocida como Cop25. En ella, los representantes de buscaron las vías para fortalecer el famoso Acuerdo de París. Todo giraba en encontrar las soluciones para rebajar las emisiones contaminantes, colocando a las renovables como las grandes protagonistas de la nueva era. Un encuentro que ha calentado el mercado.
"En este sector han continuado las operaciones de compraventa de grandes carteras de proyectos renovables, en las que han estado muy presentes, por un lado las compañías petroleras, que han continuado durante 2020 su estrategia de adquisición de este tipo de proyectos, y por otro grandes inversores internacionales, y en particular compañías chinas, con las que nosotros hemos participado en varios de estos 'deals'", añade Mario Sáez.
Es previsible que el apetito inversor en el sector renovable se mantenga o crezca"
Este interés del mercado por los proyectos renovables, pese a la pandemia, ha provocado empresas del sector como Siemens Gamesa, Acciona o Iberdrola hayan sido de las pocas compañías del Ibex que cierran con subidas el años. Mientras que Endesa y Naturgy, también entregados a estos movimientos renovables, han amortiguado sus caídas.
"El final del año ha visto convocarse la primera de las subastas de capacidad renovable que si se cumplen las previsiones van a permitir instalar más de 3.000 MW anuales al menos hasta 2025, sobre la base de un precio adjudicado en la subasta para un periodo de 12 años", comenta Mario Sáez. Por tanto, considera el experto, "es previsible que el apetito inversor en el sector renovable se mantenga o crezca".
