Los efectos de la crisis motivada por la reforma de la estiba portuaria comienzan a dejar huella en el sector del automóvil. Aún sin contar las consecuencias de las huelgas que se están llevando a cabo durante el mes en curso, el volumen de coches que han pasado por los principales puertos ha experimentado un considerable descenso, especialmente acusado en Barcelona y Valencia. En conjunto, ambas terminales han movido un 7% menos de vehículos durante los cinco primeros meses de 2017 que en el mismo periodo del año anterior.
Cabe destacar que por estos dos puertos pasa, aproximadamente, un tercio de los automóviles que se mueven anualmente en las terminales españolas, cuyo destino es principalmente la exportación.
La bajada ha sido especialmente significativa en el puerto de Valencia, que ha visto cómo entre enero y mayo han pasado por su terminal casi 241.000 vehículos, un 9,3% menos que durante los cinco primeros meses de 2016. La cifra se contrapone a la del tráfico global de mercancías, que registra un leve incremento del 1,12%. Mayor contraste aún se observa en el puerto de Barcelona, en el que el volumen de vehículos ha mostrado un descenso del 5,3% hasta mayo aunque el tráfico total de mercancías se ha elevado algo más de un 20%.
En 2016, los puertos españoles movieron un total de 4,76 millones de vehículos, de los que casi 1,5 millones correspondieron a las terminales de Valencia y Barcelona.
Un conflicto en fases
El puerto de Valencia ha sido uno de los más afectados por la crisis de la estiba. En sus instalaciones se han registrado en numerosas ocasiones kilométricos atascos de camiones debido a los retrasos generados por lo que las empresas estibadoras han denunciado como huelgas encubiertas, extremo que siempre han negado los sindicatos. En otras ocasiones, han sido precisamente asambleas de los trabajadores las que han provocado el caos en las instalaciones portuarias.
Aunque la crisis por la reforma de la estiba se extiende durante todo lo que va de año, en el mes de febrero tuvo su punto álgido tras la aprobación por parte del consejo de ministros del primer Real Decreto-Ley que trataba de cumplir la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que condenó en diciembre de 2014 a España por considerar que el régimen de operativa de los puertos atentaba contra el principio de libertad de establecimiento.
En aquel mes llegaron las primeras acusaciones de huelgas encubiertas, refrendadas por estadísticas de tráfico en los puertos que apuntaban a un acusado descenso de la actividad.
Pérdidas millonarias
Después de que a finales de marzo aquel Real Decreto-Ley fuera tumbado por el Parlamento, la fase de negociación entre la patronal, los sindicatos y el Gobierno dio paso a un periodo de cierta estabilidad en los meses de marzo y abril, aunque mayo volvió a ser un tanto convulso tras la aprobación de un segundo Real Decreto-Ley que, en este caso, sí se vio refrendado en el Congreso de los Diputados.
Las consecuencias de los paros laborales registrados durante el mes de junio han sido evaluadas por el Ministerio de Fomento en pérdidas económicas cercanas a los 160 millones de euros.