No son buenas noticias para la banca. El euríbor a 12 meses se sitúa actualmente en el -0,442%, lo que supone un nuevo mínimo histórico. Y lo peor de todo es que el indicador aún no ha tocado suelo, según los últimos informes de analistas y previsiones de los supervisores. Este nuevo desplome pone a la banca de nuevo en jaque, sobre todo a las entidades más comerciales.
Y es que el euríbor se mantendrá en estos niveles al menos dos años más. Eso en el escenario más optimista, pues la Fed ya ha reconocido que el precio del dinero no subirá hasta al menos 2024. Actualmente se sitúa en el 0%.
Los bancos ya han aprendido a sobrevivir con un entorno de tipos negativos pero hasta la fecha este problema se solventaba con mayor volumen y con otros productos de valor añadido como fondos de inversiones, planes de pensiones o seguros. El gran contratiempo actual es que a este entorno de tipos negativos se unirá una avalancha de impagos provocados por la nueva crisis económica derivaba de la pandemia mundial que ha ocasionado la covid-19.
Además, los hogares en tiempos de crisis optan por pasar todos sus ahorros a productos más conservadores como depósitos, dejando de lado otras estrategias más arriesgadas como puede ser la renta variable. También hay que tener en cuenta que el Banco Central Europeo (BCE) sigue cobrando a las entidades por mantener el dinero guardado y que éstas no dan el paso a cobrar a los clientes minoristas por el gran daño reputacional que esto provocaría.
La banca europea ha incrementado los depósitos que se guardan en el BCE en hasta un billón de euros en menos de seis meses. Esto se debe a las medidas expansivas lanzadas por la covid-19, que supone un exceso de efectivo que supera los 3 billones de euros. No obstante, gracias a esta inyección del supervisor europeo la prima de riesgo española ha vuelto a niveles de antes de marzo. Es fundamental mantener este diferencial en niveles por debajo de los cien puntos básicos pues España necesita financiarse en los mercados y de esta forma las emisiones son menos costosas para el Estado.
Por todo estos motivos, las entidades se han lanzado a hacer provisiones extraordinarias en 2020, aprovechando el último año de bonanzas y esperando a un 2021 negativo en rentabilidades y sobre todo ante la inminente avalancha de impagos que se producirán una vez las empresas tengan que comenzar a pagar los créditos avalados por el ICO y también una vez se decida levantar las moratorias hipotecarias, señalan diferentes banqueros consultados por este medio.
Tipo fijo y subrogación
Para capear este entorno la banca ha puesto el foco en las hipotecas a tipo fijo y en la subrogación. En los últimos años ha cambiado la tendencia en la comercialización de este tipo de préstamos. Tal es el cambio que ya las hipotecas a tipo fijo ya se sitúan en 47,5%, frente al 52,2% de las que se contratan a tipo variable. Las subrogaciones se incrementaron un 49,7% en España, según los últimos datos del INE.
El número de bancos que ofrecen esta opción se ha multiplicado desde el pasado mes de mayo: Bankia, ING, MyInvestor, Deutsche Bank y Caja de Ingenieros son algunos de ellos, tal y como expone Helpmycash.
Otras entidades van más allá, como Banco Santander y OpenBank. Las firmas de Ana Botín ofrecen a los clientes contratar un nuevo préstamo con una mejora de condiciones para cancelar el que tenían firmado previamente.
Esta operación suele salir más cara que la subrogación, pues hay que hacer frente a los gastos de cancelación correspondientes, pero conviene hacer cuentas porque en ocasiones puede ser más interesante a largo plazo, explican desde el mismo comparador.