Tesla, o más bien su máximo dirigente Elon Musk, vuele a estar en el punto de mira después de que varios trabajadores del fabricante norteamericano hayan denunciado que la empresa ha empezado a despedir empleados, horas después de que iniciasen los trámites para formar un sindicato en la planta que el fabricante de automóviles eléctricos tiene en la localidad estadounidense de Búfalo (Nueva York).
Los trabajadores han denunciado a través de Twitter que docenas de empleados han sido despedidos después del inicio de la campaña de sindicalización. Según los trabajadores, los despidos no van a detener el proceso de crear un sindicato en Tesla, algo a lo que siempre se ha opuesto su fundador, el controvertido Elon Musk.
"Quieren que estemos asustados, pero han iniciado una estampida. Estos despidos son exactamente la razón por la que necesitamos un sindicato en Tesla", han explicado.
Esta semana, un grupo de trabajadores de la planta Gigafactoría 2 de la localidad de Buffalo, donde se fabrican células solares y otros productos, y en la que también trabajan empleados relacionados con el sistema de ayuda a la conducción Autopilot, anunciaron el inicio de un proceso para crear un sindicato.
Amenazas de Musk
Los trabajadores, agrupados bajo el nombre Tesla Workers United, cuentan con el apoyo del sindicato Workers United, que también respalda los esfuerzos de sindicalización de los empleados de otras grandes empresas como Starbucks, Canada Goose y Lush Cosmetics.
Para Workers United el despido de hasta 30 trabajadores de la Gigafactoría 2 es una represalia directa del propio Musk, siempre contrario a estas organizaciones. No en vano, el máximo accionista de Tesla se ha opuesto hasta el momento a todos los intentos de sindicalización y ya en 2018 amenazó a sus trabajadores con la pérdida de opciones sobre acciones si creaban un sindicato. Una lucha que han retomado ahora los trabajadores y que podría acabar con la creación del primer sindicato dentro de la marca estadounidense.
Todo ello en la misma semana que Tesla ha comunicado un nuevo revés en sus modelos con la llamada a revisión en Estados Unidos a más de 360.000 vehículos para solucionar un problema con su software en pruebas de ayuda a la conducción, denominado Full Self-Driving Beta.
La llamada a revisión supone una de las mayores de la historia de la compañía, y afecta a los modelos Model S y Model X de 2016 a 2023, a los Model 3 fabricados entre 2017 y 2023 y a los Model Y producidos desde 2020 y que estuvieran equipados con este sistema FSD Beta.
En documentos presentados ante la Administración Nacional para la Seguridad en la Carretera de Estados Unidos (NHTSA, por sus siglas en inglés), Tesla señala que el FSD Beta "puede permitir que el vehículo actúe de forma insegura en intersecciones". Y es que en los últimos años han sido varias las denuncias producidas por accidentes de modelos de la compañía asociados a fallos en los sistemas de conducción autónoma.