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Cinco bancos españoles, HSBC, y Crédit Agricole crean el 'G7 de Abengoa' y exigen conocer las cuentas reales

Representantes de los principales bancos acreedores españoles de Abengoa se dieron cita este lunes en las oficinas de KPMG.

  • Planta termosolar de Abengoa en Cáceres.

La banca acreedora de Abengoa ha organizado un comité de representación (steering committee, en términos anglosajones) integrado por Santander, Caixabank, Bankia, Sabadell, Popular, HSBC, y Calyon (del grupo Crédit Agricole) que liderará las negociaciones con la multinacional energética en el proceso concursal en el que está inmersa. El G7 de Abengoa, explican fuentes financieras, exigirá a la empresa detallar su deuda total y actualizada, y saber cuál está asociada a proyectos de construcción de plantas energéticas, y cuál a otro tipo de inversiones. Calyon representará los intereses de los acreedores franceses de Abengoa, entre ellos BNP y Societé Generale.

La decisión de la creación del G7 se tomó en la reunión que representantes de las entidades financieras acreedoras de Abengoa mantuvieron el lunes en las oficinas de KPMG en Madrid, el primer encuentro tras la declaración de preconcurso del grupo, la pasada semana. Los bancos estaban citados a las cinco de la tarde y en el encuentro miembros del despacho Uría Menéndez, contratado como asesor por la banca, expusieron a los directivos de los bancos las diversas opciones que existen en el proceso. Tras esa exposición, que duró hasta las 21 horas aproximadamente, las entidades volvieron a reunirse para debatir los pasos a seguir.

Abengoa dispone de un periodo de hasta cuatro meses para negociar con sus acreedores un convenio de pago de deuda que permita evitar la declaración de concurso

Abengoa dispone de un periodo de hasta cuatro meses para negociar con sus acreedores un convenio de pago de deuda que permita evitar la declaración de concurso (el mayor en la historia empresarial española, 9.000 millones de euros de deuda financiera), o establecer las bases para que una vez sea declarado el concurso este se gestione con la mayor celeridad posible.

Durante ese plazo de cuatro meses Abengoa se blinda ante la posibilidad de que un acreedor inste el concurso (lo que supondría la declaración de concurso necesario y los actuales administradores se verían apartados de la administración de la sociedad) y se suspenden sus obligaciones de pago con los acreedores.

"En estos casos de situación concursal", indican las fuentes consultadas, "las peores sorpresas nos las solemos encontrar en la deuda intragrupo, en los préstamos que se hayan efectuado entre sociedades". Las entidades estiman que la información que hasta ahora ha aportado la compañía sobre sus cuentas no es satisfactoria, por lo que sería preciso alcanzar la declaración de concurso de acreedores para que sean los administradores concursales los que puedan aportar mayor confianza sobre la deuda real de la empresa.  

La banca encargó a KPMG un informe sobre las necesidades de liquidez de Abengoa para valorar el apoyo financiero que podría ser requerido. De acuerdo a fuentes financieras, la consultora concluyó que la compañía necesitaba 250 millones de euros para mantener la actividad entre octubre y diciembre, cuando estaba prevista una ampliación de capital por 650 millones de euros asegurada por HSBC, Santander, y Credit Agricole.

Conferencia con Houlihan Lokey

El banco de inversión Houlihan Lokey ha convocado hoy martes a una conferencia telefónica a los representantes de los tenedores de bonos emitidos por Abengoa, que suman una deuda por este concepto con la compañía de 4.420 millones de euros. El comité que representa a los bonistas está integrado por seis fondos, la mayoría estadounidenses, con más de 100 millones de euros en bonos emitidos. De los seis fondos, tres son propietarios de bonos directamente adquiridos en las emisiones y otros tres han comprado bonos con quita.

Los dos mayores frentes de negociación de Abengoa con los acreedores son el bancario y el de los bonistas. Según fuentes financieras las entidades españolas podrían estar dispuestas a valorar intercambiar deuda por acciones de la multinacional energética, pero no así las extranjeras. Por parte de los bonistas también se contempla la posibilidad de capitalizar deuda y convertirse en accionistas de la compañía, pero esperarán igualmente a que se actualice la situación financiera del grupo.

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