Los astilleros públicos agrupados en Navantia están sin carga de trabajo y todos apuntan al que parece ser el principal responsable, el presidente del grupo, José Manuel Revuelta.
Lleva año y medio al frente de la compañía controlada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y desde junio asume todas las funciones ejecutivas tras la dimisión del consejero delegado, Jaime de Rábago. Desde su sillón presidencial ha dejado escapar la adjudicación, por parte de la española Gas Natural, de cuatro grandes metaneros valorados en unos 600 millones de euros, lo que hubiera dado carga de trabajo para la plantilla de los astilleros por varios años. Al final, estos cuatro buques se construirán en astilleros coreanos y japoneses.
Pero, por si fuera poco, la petrolera estatal mexicana Pemex ha puesto en cuarentena el acuerdo firmado en mayo de 2012 para que los astilleros gallegos (Barreras y Navantia) le fabricaran dos barcos hoteles con el objetivo de presionar a Repsol, de la que controla un 9,4%, para que llegue a un acuerdo con el Gobierno argentino en el conflicto por la expropiación del 51% de YPF.
Sin estos dos grandes contratos no habrá carga de trabajo para los próximos años y Navantia podría verse abocada a aplicar recortes de plantilla
Sin estos dos grandes contratos no habrá carga de trabajo y Navantia está abocada a aplicar recortes de plantilla, algo que comienza a convertirse en una bomba de relojería no sólo para la Xunta de Galicia sino también para el Ejecutivo central.
De ahí que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo haya pedido directamente la cabeza de Revuelta, al que ha acusado de ser el responsable de que Navantia no tenga carga de trabajo. "Los plazos están agotados y Navantia ya incumple de forma clarísima su compromiso. No hay ninguna posibilidad de justificar esa falta de acierto cuando en dos años no es capaz de conseguir pedidos para el astillero", así que "los directivos de Navantia no merecen estar en sus puestos porque no cumplen con sus obligaciones de buscar contratos", dijo el líder del PP gallego hace dos días en el Foro ABC.
También ha criticado duramente al presidente del astillero público el alcalde del Ferrol, José Manuel Rey Varela: "exigiré responsabilidades políticas".
Núñez Feijóo ha pedido expresamente la cabeza de Revuelta, al que culpa de la falta de carga de trabajo, y en la SEPI están ya estudiando la posible conveniencia de cambiar al presidente
En Galicia, la ausencia de carga de trabajo de los astilleros ya ha saltado a la calle y amenaza con convertirse en un problema de gran calado social, máxime cuando Feijóo blandió en su campaña electoral que traería a la región importantes acuerdos como el de Pemex, que ahora está paralizado sine die.
El presidente gallego ya se ha quejado a Moncloa del problema que se le viene encima si no se soluciona con celeridad el conflicto de Repsol y Pemex desbloquea los contratos. La mexicana, que cambió de máximo ejecutivo hace menos de un año, ha dicho que los dos barcos hoteles se adjudicarán en concurso internacional al que ya se han presentado varias ofertas y que la gallega sería sólo una más en liza, sin preferencias.
Así, el acuerdo firmado en mayo de 2012 con los antiguos gestores de Pemex es ahora papel mojado.
La plantilla ya ha anunciado movilizaciones, un problema que le estallaría al presidente de la Xunta que hizo bandera electoral de la consecución de contratos para dar carga de trabajo a los astilleros gallegos
En Madrid, el presidente de la SEPI, Ramón Aguirre guarda silencio, al igual que lo hace el Ministerio del que depende, Hacienda. Desde el Departamento que dirige Cristóbal Montoro se vigila de cerca el nuevo plan estratégico que Aguirre y su equipo están diseñando para Navantia, bajo los parámetros de un "cambio de modelo que garantice su viabilidad a corto plazo", según dijo el presidente de la SEPI en octubre.
Está en discusión interna si ese cambio de modelo irá acompañado de un cambio de gestores al frente del astillero público. La fecha del 4 de diciembre, cuando el consejo de Navantia tiene previsto dar luz verde al plan estratégico 2014-2018, será crucial para el diseño del futuro del astillero, de sus gestores y lo que es más importante de sus empleados, que ya han amenazado con nuevas movilizaciones.