Jóvenes skaters hacen piruetas sobre sus tablas en la Plaza Margaret Thatcher de Madrid, esquivando a los viandantes y ajustándose los pantalones caídos cuando pierden el equilibrio. En frente, ondea la bandera de España colocada en la Plaza de Colón por el ministro de Defensa Federico Trillo en 2002, sobre un mástil de 50 metros de altura. Al fondo, el edificio que en su día fue sede de Banco Madrid parece tratar de pasar desapercibido, abandonado, escoltado a un lado por un gran hotel de Meliá y detrás por otro otro de NH. Si el 10 de marzo de 2015 Banco de España no hubiera intervenido Banco Madrid, posiblemente ahora la zona sería totalmente distinta.
"Es un edificio horrible", comenta un exempleado de Banco Madrid que trabajó en el inmueble de la entidad. "No pega nada en la plaza, esa estética ochentera...", dice. "En invierno te helabas, y en verano te cocías", recuerda. "El plan era construir una nueva sede sobre el mismo el edificio, era pequeño para el banco, se iban a sumar dos plantas, se diseñó todo, pero con el concurso se cerró y ahí ha quedado".
El 10 de marzo de 2015 el Tesoro de Estados Unidos comunicó que consideraba a Banca Privada de Andorra (BPA) entidad sospechosa de blanqueo de capitales. El regulador financiero de Andorra intervino entonces BPA y Banco de España hizo lo propio con la filial del banco andorrano en España, Banco Madrid. Las puertas del edificio de Colón se cerraron y el 25 de marzo la entidad, con cerca de 300 empleados, fue declarada en concurso, con más de 15.700 acreedores y un volumen de créditos concursales superior a los 416 millones.
En la actualidad la antigua sede de Banco Madrid es un edificio que si no se levantara sobre la privilegiada zona en la que está construida sería pasto de okupas. Hace unos meses se retiró la seguridad que vigilaba el inmueble. Los desperfectos van apareciendo en el exterior y la suciedad se va acumulando. Pero se trata del mayor activo inmobiliario con el que contaban BPA y Banco Madrid, una joya inmobiliaria en pleno centro de la capital sobre la que promotores, fondos, y Socimis tienen puestos sus ojos. Sin embargo, la operación de venta que se plantee sobre el inmueble contará con la incertidumbre que sobrevuela un edificio cuya propiedad y desarrollo no depende únicamente del banco andorrano.
La Agencia Estatal de Resolución de Entidades Bancarias (Areb), el organismo que asumió la tutela de BPA tras su intervención, equivalente al Frob español, es el dueño del edificio que albergaba la sede de Banco Madrid. Pero el derecho de explotación urbanística del inmueble forma parte de los activos con los que cuenta la administración concursal de Banco Madrid, el despacho Legal y Económico, para pagar a los acreedores. La plaza Margaret Thatcher es de uso público pero de titularidad privada, siendo la cadena hotelera Meliá uno de sus dueños. Y cualquier decisión de remodelación del inmueble tendrá que contar con el visto bueno del Ayuntamiento de Madrid.
La reforma del edificio, o la construcción de uno nuevo sobre el terreno en el que está construido, parece inevitable, sea cual sea el propietario final del inmueble y de los derechos urbanísticos. Pocos meses antes de que se interviniera Banco Madrid, en julio de 2014, el Ayuntamiento de Madrid, liderado entonces por Ana Botella (PP), aprobó la modificación del Plan General, y la creación de "un espacio cultural privado de nueva creación con acceso al público". Banco Madrid había planteado la renovación de su sede, proponiendo sustituir el edificio por otro "con vocación de referencia arquitectónica, más funcional, diáfano y vanguardista, que albergará un espacio cultural privado en su planta baja, donde se podrán ver obras de arte propiedad de la entidad", informó la Junta de Gobierno de Madrid.
El nuevo desarrollo conllevaba la obtención para el Ayuntamiento de la titularidad de la plaza. El objetivo declarado por el Gobierno de la ciudad de Madrid era "transformar ese enclave en un nuevo espacio urbano de titularidad y uso público, renovado y vanguardista, que acogerá esculturas de arte moderno, procedentes de los fondos de la entidad". Con el anuncio de la aprobación de la modificación del Plan General, el Ayuntamiento publicó incluso imágenes simuladas del futuro desarrollo.
La polémica que trajo consigo la remodelación de la plaza, a la que se oponían los vecinos de los edificios adyacentes cuyas vistas a la plaza quedarían tapadas por el nuevo edificio sede de Banco Madrid, se sumó a la bronca política que levantó la misma denominación de la plaza madrileña.
El Pleno del Ayuntamiento de Madrid, en su sesión del 24 de abril de 2013, adoptó el acuerdo de atribuir el nombre de Margaret Thatcher a una vía en la ciudad, y un año después se decidió que recayera en la plaza sobre la que se levanta la antigua sede de Banco Madrid. PSOE, IU, y UPyD se opusieron a la medida. "Que nosotros sepamos", dijo el portavoz de IU, Humberto García Valverde, "la señora Margaret Thatcher no realizó ninguna actividad que sirviera para engrandecer, ayudar, beneficiar a la ciudad de Madrid, ni a nuestro país, ni desde luego al Distrito de Salamanca, antes bien durante su Gobierno profundizó aún más en la brecha por la ocupación del Peñón de Gibraltar, potenciándose desde su Gobierno el paraíso fiscal y nido de corrupción en que este se ha convertido".
"Es nuestro", advierten fuentes cercanas a la Areb cuando se plantea el asunto de la propiedad y el futuro del edificio. El organismo andorrano está tanteando consultoras inmobiliarias y banca de inversión, y no descarta la posibilidad de mantener la inmueble en su balance, desarrollarlo y vender en el futuro un activo mejorado, de acuerdo a las fuentes consultadas.
"El comprador del inmueble tendrá que tener en cuenta la contingencia de que la propiedad del derecho de desarrollo urbanístico es de Banco Madrid", señalan fuentes cercanas a la administración concursal de la filial de BPA. "Cualquier remodelación del inmueble que afecte a la plaza tendrá que contar con el permiso del Ayuntamiento y tener en cuenta también la consideración del grupo Melia", sostienen.
Todo hace prever que la polémica que ha rodeado la plaza Margaret Thatcher y al edificio Banco Madrid se mantendrán durante el próximo proceso de venta o desarrollo del inmueble.