Tres años después de la puesta en marcha de la tarifa eléctrica de último recurso (conocida como TUR), a la que están acogidos la mayoría de hogares (los que tienen menos de 10 kilovatios de potencia contratada), el margen del usuario doméstico para beneficiarse de la tímida liberalización del sector es muy limitado: según un informe de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), un usuario que se pase al mercado libre podrá conseguir un ahorro máximo de entre 12 y 13 euros al año. Un euro al mes.
El regulador subraya que ese importe puede ser “insuficiente para iniciar un cambio de suministrador”. Si a eso se añade la tendencia del usuario a quedarse con su eléctrica de siempre, “en parte como resultado de su anterior relación con el distribuidor”, el conocimiento de marca, la “carencia informativa” y la “escasa disposición” a cambiar de compañía, no es de extrañar que casi el 75% de los consumidores de electricidad con derecho a TUR mantengan esta tarifa, cuyo umbral de potencia debería rebajarse próximamente por imperativo de la UE.
En el caso del gas (en el que el porcentaje de usuarios acogidos a la TUR cae al 36%), el consumidor puede ahorrar, si se pasa de la tarifa regulada al mercado libre, entre 15 y 36 euros al año, o entre el 4% y el 6% de su facturación.
En todo caso, entre la oferta más barata y la más cara sí existen diferencias notables. En el caso de la electricidad, la diferencia oscila entre 80 y 170 euros anuales, mientras que en el gas se sitúa entre 40 y 120 euros.
En el caso de optar por ofertas duales (gas y electricidad), los ahorros resultantes son más relevantes. El ahorro para un consumidor de pasar de la TUR de gas y de electricidad a la oferta dual más barata supone un descuento del 8%, o unos 80 euros anuales.
La CNE realiza los cálculos a partir del comparador de ofertas de electricidad y gas que el propio regulador pone a disposición de los consumidores en su web.