Las empresas prevén que haya una nueva oleada de despidos de trabajadores temporales en los próximos meses. A partir de enero de 2013, volverán a estar obligadas a hacer fijos a sus empleados eventuales que lleven tiempo contratados.
Con Valeriano Gómez como titular de Empleo, el Gobierno socialista aprobó que durante más de dos años hasta el 31 de diciembre de 2013 no se contabilizasen los encadenamientos de contratos temporales y por tanto los empresarios no estuviesen obligados a convertirlos en indefinidos.
Es decir, durante este periodo se suspende la legislación del Estatuto de los Trabajadores que establece que cualquier empleado sólo podrá estar contratado temporalmente durante dos años en un plazo de 30 meses.
De esta forma, Gómez intentaba frenar la sangría de temporales expulsados del mercado laboral aunque fuese a fuerza de precarizar el empleo. “Preferimos un trabajador temporal a un parado”, explicó Valeriano.
Al llegar al poder, la ministra Fátima Báñez adelantó el fin de esta normativa a enero de 2013 para poder defender que el PP no estaba a favor de la precarización. Así que desde esa fecha volverá a contar el tiempo acumulado como trabajador eventual antes de 2012. Por ejemplo, si un temporal tenía juntados 19 meses en diciembre de 2011, en enero de 2013 se reanudará la cuenta y habrá que transformarlo en indefinido.
Sin embargo, la recesión avanza y con ella la destrucción del empleo y la incertidumbre. Muchas compañías y pymes advierten que en cuanto comience a contar el límite a los encadenamientos de contratos temporales, los futuros costes de los empleados aumentarán significativamente sin saber por cuánto tiempo podrán necesitarlos. Ante la duda, tendrán que prescindir de esos asalariados para evitarse una indemnización más cara.
Algunos empresarios ya están deshaciéndose de temporales porque temen que se conviertan en indefinidos en los primeros meses de 2013 cuando entre de nuevo en vigor la exigencia de tornarlos permanentes.
Esta situación puede afectar sobre todo a los servicios como la hostelería e industrias como la del automóvil.
Los empresarios esperan que la ministra de Empleo tome pronto nota de esta realidad y ponga fin a la incertidumbre.