La tormenta financiera que no cesa ha puesto ahora su foco en Deutsche Bank. El primer banco alemán afronta su propio vía crucis, con caídas en Bolsa de un 40% en el último año y temores crecientes por parte de los inversores de un impago de parte de sus bonos de deuda. Aunque la entidad se apresuró el pasado lunes a asegurar en un comunicado que cuenta con recursos suficientes para afrontar hasta 4.300 millones de euros en pagos pendientes y lo ha vuelto a recalcar este martes en una carta abierta del CEO, John Cryan, a sus empleados, los mercados no parecen creérselo demasiado, y DB ha vuelto a caer este martes un 4,27% en Bolsa.
La entidad insiste en su solvencia ("sólida como una roca") y su capacidad de pago, si bien los resultados del pasado ejercicio (pérdidas de 6.800 millones de euros) y las malas perspectivas de negocio para los próximos años han situado a la entidad en el foco de los inversores bajistas, Hay dudas respecto a que se puedan pagar bonos convertibles durante los próximos ejercicios, lo que ha disparado el valor de los seguros de impago de Deutsche Bank. Los CDS (Credit Default Swap) se sitúan ahora en los 236,8 puntos, más del doble que a inicios de año, cuando se encontraban por debajo de los 100 puntos. A los malos resultados se unen los tipos de interés próximos a cero, que supondrán un lastre más a los márgenes de beneficio del gigante financiero alemán.
Aunque gran parte de las pérdidas anotadas por Deutsche Bank proceden de costes legales por demandas (unos 5.200 millones de euros), así como costes de la reestructuración del modelo de negocio que está llevando a cabo (otros 1.000 millones de euros), es la viabilidad misma del banco la que está en cuestión. "Las principales partidas de la cuenta de resultados muestran signos de debilidad ya que los ingresos apenas crecen un 5% (-15% en el cuatro trimestre) y los gastos de gestión se incrementan un 40%", explican los analistas de Bankinter en un reciente informe de mercado. Estos y otros problemas, como su excesiva dependencia del negocio de la banca de inversión (muy volátil) han convertido a DB en una entidad indeseable para cada vez más inversores.
"Deutsche Bank ha emergido como uno de los bancos demasiado grandes para caer gestionados de una manera más temeraria", opinan los analistas de Investment Research Dynamics
"El control de los gastos sigue suponiendo un desafío", aseguran en un reciente informe los analistas de la firma de inversión Spectrum, quienes consideran que el banco está en medio de un amplio proceso de reestructuración y reenfoque con el objetivo final de fortalecer los beneficios de la entidad. Los gastos inherentes a esta crisis han supuesto para Deutsche la cancelación del dividendo en 2016, lo que, sin embargo, ha penalizado al banco en Bolsa.
Por si fuera poco, los frentes judiciales no parecen acabarse para DB, toda vez que la pasada semana la entidad recibió una nueva demanda por parte de Estados Unidos en la que le reclaman 2.800 millones de euros por las pérdidas sufridas en diez vehículos de inversión (trusts) a los que se comercializaron activos tóxicos, principalmente hipotecas. Esta demanda, de prosperar, supondría una cuantía mayor que la previsión de beneficios para el ejercicio 2016 (unos 2.700 millones de euros), lo que a juicio de los analistas ha disparado el riesgo jurídico del banco.
Una exposición de 52 billones en derivados
Presente en los escándalos del Líbor y el euríbor, las hipotecas subprime y las operaciones financieras con Libia e Irán, entre otros, Deutsche Bank es una entidad de alcance global y presente en la práctica totalidad de operaciones de las nuevas finanzas. Su posición privilegiada dentro del sistema financiero internacional ha generado en el banco una posición ahora percibida como sistémica en el caso de una crisis. Y es que Deutsche Bank mantenía a inicios de 2015 una exposición a productos derivados de más de 52 billones de euros, según información facilitada por el propio banco.
Estos derivados (relacionados con materias primas como el petróleo, cuyo precio podría seguir cayendo hasta los 20 dólares) suponen un riesgo potencial ya no solo a la propia entidad, sino a todo el sistema bancario europeo y, por tanto, a la economía en su conjunto. Son cada vez más los analistas y medios especializados los que temen "un evento financiero" inminente, un nuevo caso Lehman Brothers, en este caso provocado por el principal banco de Alemania.
"Deutsche Bank ha emergido como uno de los bancos demasiado grandes para caer [too big to fail en inglés] gestionados de una manera más temeraria", opinan los analistas de Investment Research Dynamics, quienes consideran al banco como una bomba nuclear financiera cargada de derivados, activos de excesivo riesgo y directivos demasiado sobrepagados. "Actualmente DB tiene cerca de 2 billones de dólares en activos soportados por un valor en libros de 68.000 millones. El problema es que la mayoría de estos activos están altamente sobrevalorados y todavía tienen que ser saneados", anticipan desde esta web de análisis financiero.