Las últimas horas han sido pródigas en noticias que han tenido a las carreteras como telón de fondo. Entre ellas, la decisión del Gobierno de rebajar el límite de velocidad en las vías secundarias, desde los 100 kilómetros por hora hasta 90. Y las conversaciones que el Ministerio de Fomento mantendrá con las empresas que se encargan del mantenimiento de las carreteras con el fin de renegociar a la baja los contratos.
En realidad, ambas están plenamente relacionadas. El mantenimiento de las carreteras ha sido uno de los capítulos más afectados por los recortes que ha llevado a cabo el Ministerio de Fomento. En los dos últimos años, la cifra se ha reducido cerca de un 40%, desde los más de 1.300 millones de euros que se destinaron en 2009 hasta los poco más de 800 millones que se destinan en la actualidad.
Este hecho ha ocasionado un notable deterioro especialmente en la red secundaria, de por sí muy castigada en circunstancias convencionales. De esta forma, circular por estas vías a determinadas velocidades ha dejado de ser seguro. De acuerdo con los expertos, los límites de velocidad se establecen en torno a las características de la carretera pero siempre y cuando se encuentre en perfecto estado. De no ser así, los límites establecidos dejan de garantizar condiciones de seguridad.
Los recortes presupuestarios establecidos en Fomento no han afectado únicamente al capítulo de licitaciones de obra pública sino también al mantenimiento. De hecho, el sector considera que durante el último ejercicio se destinó a la conservación de las vías públicas aproximadamente un 20% de lo que sería necesario.
Otras alternativas
El Ministerio de Interior rebajará de 100 a 90 kilómetros por hora el límite de velocidad en las carreteras secundarias. Su titular, Jorge Fernández Díaz, señaló que el gabinete que dirige está trabajando en redimensionar los límites de la velocidad porque hay un consenso social sobre que el diferencial de veinte kilómetros por hora entre las vías rápidas y las carreteras secundarias no es razonable.
Ante este diagnóstico, el ministro ha planteado tres alternativas: elevar el límite de 120 por hora en las autopistas y autovías; reducir el límite de 100 por hora en las carreteras secundarias; o un mixto, en el que subiría el límite en las autopistas y se reduciría en las carreteras secundarias.
No han faltado otras versiones, incluida la de un presunto afán recaudatorio en forma de sanciones de tráfico por exceso de velocidad. Lo cierto es que el motivo número uno es el deterioro de la red secundaria y la imposibilidad de mantenerla en condiciones de seguridad para mantener los límites actuales.