Fernando Abril-Martorell, nombrado presidente de Indra en enero de 2015 en sustitución de Javier Monzón, recibirá una compensación económica valorada en unos ocho millones de euros si la compañía española logra cumplir ciertos objetivos marcados para el periodo 2015-2017.
La junta general de accionistas de Indra aprobó el pasado año una política de remuneraciones vigente hasta el próximo año que incorpora dos componentes variables, la Retribución Variable Anual y la Retribución a Medio Plazo “con el propósito de recompensar la creación de valor a través de la consecución de objetivos fijados contemplados en los planes estratégicos”.
Indra estima, de acuerdo al informe de Gobierno Corporativo enviado recientemente por la multinacional española a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que el presidente recibiría en el caso de una consecución máxima de los objetivos fijados una Retribución Variable Anual de 1,3 millones de euros, y una Retribución Variable a Medio Plazo de 1,64 millones, en total 2,95 millones. Además, a esta cantidad habría que añadir las acciones que Abril-Martorell lograría si el grupo alcanza un cumplimiento máximo de los retos marcados, 495.254 acciones, al precio actual valoradas en unos cinco millones de euros (Indra cotiza ahora en el entorno de los 10 euros por acción). Las acciones se entregan por terceras partes iguales durante los años 2017, 2018, y 2019. El consejero delegado de Indra, Javier de Andrés, recibiría en el mismo supuesto de consecución de objetivos, dos millones de euros y 351.471 acciones.
Indra perdió el pasado año 641,2 millones de euros, casi siete veces más que en 2014
El consejo de administración de Indra, a instancias de su primer accionista, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), con el 20,1%, designó a finales de enero del pasado año a Fernando Abril-Martorell como nuevo presidente de la multinacional en sustitución de Javier Monzón, que llevaba 22 años en el cargo. El nombramiento coincidió con la entrada en el capital de Indra de Telefónica. Una de las primeras medidas de Abril-Martorell fue la reducción de la retribución fija del consejo de administración del grupo en un 20%, al tiempo que aplicó los primeros despidos en Indra desde los años noventa. El nuevo presidente se redujo el sueldo un 22,5% respecto al que cobraba Monzón.
“Las métricas ahora son más exigentes que antes”, comentan fuentes de la compañía, que recuerdan que en 2015 el porcentaje de consecución de objetivos logrado por Abril-Martorell se ha quedado en el 45%. “El peso de la retribución variable ahora es mucho mayor, un 75% sobre la remuneración total”, señalan. El anterior presidente de Indra, Javier Monzón, ha recibido en concepto de indemnización y otros factores tras su salida de la empresa 15,75 millones de euros.
A la hora de determinar la consecución de los objetivos marcados, es la Comisión de Nombramientos, Retribuciones y Gobierno Corporativo de Indra quien lo valora y el Consejo de Administración quien determina el número de acciones que se entregarán. Dicha comisión contó en 2015 con el asesoramiento de la firma Towers Watson. Los objetivos comunes para el presidente y el consejero delegado se refieren al valor de la acción, ejecución del plan estratégico, y free cash flow recurrente acumulado en el periodo 2015-2017.
En la valoración de la consecución de los objetivos “no se tendrán en cuenta las circunstancias fuera del curso ordinario del negocio tales como adquisiciones, reestructuraciones, operaciones societarias… que hayan influido –positiva o negativamente- en la consecución de los mismos”, explica Indra. Además, en dicha valoración se tendrán en cuenta circunstancias como la situación macroeconómica o “el comportamiento relativo de Indra frente al mercado o a empresas del sector comparables”.
Tanto el contrato de Abril-Martorell como el de De Andrés incorpora una cláusula que reconoce a Indra el derecho de reclamarles los importes de las retribuciones variables indebidamente satisfechos en el caso de que hubiera existido algún error en los cálculos.
Indra registró en el ejercicio 2015 pérdidas de 641,2 millones de euros, casi siete veces más que en 2014, debido fundamentalmente a provisiones y deterioros, en buena parte por proyectos fallidos en Brasil.