Ferrovial echó mano de los socorridos signos de interrogación cuando este jueves, durante la presentación de sus resultados del primer semestre, su director financiero, Ernesto López Mozo, describió el escenario que se le presenta a la compañía con el Brexit. Unas dudas razonables que la compañía que preside Rafael del Pino tratará de atajar con la ayuda de un fichaje de excepción: Philip Bowman, ex primer ejecutivo de gigantes británicos como Allied Domecq, el grupo industrial Smiths y Scottish Power, a la que llegó en 2007 para articular su venta a Iberdrola.
Bowman se ha sentado además en consejos de administración de empresas como la textil Burberry y la mediática BSkyB. Es difícil encontrar un ejecutivo que conozca tan bien el panorama británico. E imposible desligar su incorporación al consejo de administración de Ferrovial de la decisión de salir de la Unión Europea por parte de Reino Unido, uno de los mercados más importantes para el grupo español de construcción, servicios y concesiones.
“No podemos decir que el Brexit haya tenido por el momento un fuerte impacto en la compañía”, aseguró López Mozo, aunque sí admitió que los efectos de la decisión del Gobierno británico tras el referéndum celebrado a finales de junio generan incertidumbres en torno a las políticas que seguirá Reino Unido para tratar de paliar los efectos negativos que pueda acarrear. “El Brexit aún debe ser definido, tenemos que esperar acontecimientos”.
De ahí que Ferrovial no haya dudado a la hora de cubrir con Bowman la vacante que tenía en su consejo tras la marcha en abril de Howard Lee Lance, que representaba desde diciembre de 2014 el papel de consejero de carácter internacional.
Por el momento, el único impacto que admite Ferrovial sobre sus cuentas es la depreciación de la libra tras el triunfo del Brexit, aunque la compañía confía en sus coberturas para que estos efectos no repercutan en la distribución de los dividendos. El escenario futuro podría completarse con movimientos en los tipos de interés por parte del Banco de Inglaterra para evitar una fuga masiva de la inversión. Ferrovial también cuenta con que el Gobierno británico podría replantearse algunos contratos, especialmente en el sector servicios, aunque la adquisición a finales de mayo la australiana Broadspectrum ha reducido de forma significativa el peso del Reino Unido en esta línea de negocio.
El consejero que incorpora Ferrovial también articuló la venta de Allied Domecq a Pernod Ricard y provocó un auténtico terremoto en Smiths cuando anunció en 2014, con un año de antelación, su salida de la empresa después de ocho años a sus mandos, en los que la compañía experimentó un notable avance.
Ferrovial obtuvo un beneficio atribuido de 189 millones de euros en el primer semestre, un 29% menos que en el mismo periodo del año anterior, debido a un menor volumen de extraordinarios en comparación con el pasado ejercicio, aunque también a la depreciación de la libra por las incertidumbres derivadas del Brexit. El resultado bruto de explotación (Ebitda) entre enero y junio fue de 421 millones de euros, un 21,7% menos que en las mismas fechas de 2015.
Eso sí, los principales activos de la compañía, esto es, su participación en el aeropuerto de Heathrow y la concesión de la autopista canadiense ETR 407, siguen dando alegrías al grupo. El tráfico del principal aeropuerto británico se mantiene firme mientras que el volumen de vehículos que discurren por la carretera norteamericana marcó en junio por cuatro veces un récord histórico.