La puesta en marcha del almacén subterráneo de gas del Castor sigue envuelta en la polémica. Y ahora no es ni por el desorbitado coste del proyecto, que será de 1.300 millones de euros frente a los 500 inicialmente presupuestados, ni por su contribución al encarecimiento de los precios del gas para los ciudadanos ni por los cambios normativos ad hoc realizados por el Ministerio de Industria para facilitar su desarrollo y puesta en explotación a Florentino Pérez, presidente de ACS, titular de la concesión.
El problema ahora tiene una mayor trascendencia social y ha puesto en alerta a toda la zona costera del Maestrazgo, la que va desde las localidades castellonenses de Peñíscola a Vinaròs pasando por Benicarló. El almacén está ubicado a 22 kilómetros mar adentro frente a la costa de Vinaròs y a unos 1.700 metros de profundidad.
ACS comenzó la pasada semana a inyectar gas colchón, el que permite dar presión al almacén para que posteriormente pueda entrar en operación. El pasado miércoles día 11, al poco de que la empresa del presidente del Real Madrid comenzase a inyectar gas, se produjeron en la zona unos 20 pequeños seísmos, registrados por el Servicio de Información Sísmica del Instituto Geográfico Nacional (IGN).
ACS comenzó a inyectar gas colchón y el primer día ya provocó 20 pequeños seísmos en la zona. El viernes 13, cuando ya se superaban los 50 temblores, se registró un terremoto de 3 grados en la escala Richter
A partir del miércoles, se han venido registrando en la zona (los epicentros se han detectado a unos 30 kilómetros frente a Vinaròs) una media de entre 10 y 15 terremotos diarios. De hecho, según los últimos datos actualizados del Servicio Sísmico del IGN, de esta misma mañana, son ya 100 los sismos detectados desde que se inició la inyección del gas.
Basta echar un vistazo al enlace adjunto del Instituto Geográfico Nacional para comprobar que esta madrugada ya ha habido dos temblores, ayer lunes fueron 10; el domingo y el viernes pasados hubo 14 sismos cada día y así hasta alcanzar la centena, todos ellos localizados en el Golfo de Valencia.
El viernes 13 a las 6:35 de la mañana se registró el de mayor magnitud, de 3 grados en la escala Richter. Estos pequeños terremotos son casi imperceptibles tanto en mar como en tierra, pero su gran número en tan poco tiempo ha sido lo que ha disparado las alarmas en los municipios de la zona.
Los alcaldes de Peñíscola y Vinaròs han criticado el excesivo número de seísmos y la falta de transparencia con la que ha actuado Escal (ACS), que insiste en que seguirá inyectando gas en los próximos días
Desde los ayuntamientos de Peñíscola y Vinaròs se ha criticado el alto número de pequeños terremotos y sus posibles consecuencias para la estabilidad sísmica de la zona, a la vez que se exigirá una explicación a la empresa de ACS que explota el Castor, Escal UGS, controlada en un 66,7% por el grupo constructor y de servicios de Florentino Pérez, informa el Periódico Mediterráneo.
En Escal UGS afirman que estos pequeños seísmos son normales en este tipo de procesos de inyección de gas en almacenamientos subterráneos y estaban previstos. Y es más, Escal insiste en que no se parará de inyectar gas colchón hasta que el Castor esté listo para operar.
Grupos ecologistas y partidos como Compromís han criticado duramente estos días el excesivo número de terremotos y la falta de transparencia y de información de Escal, que no ha avisado de que habría tantos seísmos durante tantos días seguidos.
Desde hace dos años, las críticas al proyecto han arreciado desde los frentes político, empresarial y ecologista, por su alto coste y por llegar en un contexto de sobrecapacidad del sistema y falta de demanda
El almacén subterráneo estará conectado por un gasoducto de 30 kilómetros (22 kilómetros submarinos y 8 en la costa) con la Planta de Operaciones, ubicada en Vinaròs. En los últimos dos años, cuando se ha acelerado su desarrollo, el proyecto ha recibido fuertes críticas desde los frentes político, empresarial y ecologista, porque va a entrar en operación en el peor momento de la historia reciente de España, en un contexto de sobrecapacidad del sistema gasista y de fuerte caída del consumo por la crisis económica, lo que para muchos expertos hace innecesaria esta nueva infraestructura.
De hecho, el ministro de Industria, José Manuel Soria, en marzo de 2012 anunció que se iba a reducir la retribución a los almacenes subterráneos para hacer menos atractiva la inversión en el Castor, con el fin de evitar que la llegada de una nueva y carísima infraestructura contribuyera a aumentar aún más el déficit de tarifa del gas y los precios de la factura que pagan los ciudadanos.
Soria dijo que frenaría el Castor y tuvo que dar marcha atrás para diseñar una norma a medida para que Florentino Pérez rentabilice la inversión y pueda salir del proyecto cuando quiera
Pero pasaron los meses y un año después, el mismo Soria que se enfrentó a Florentino Pérez dio marcha atrás y diseñó una norma a medida del presidente de ACS para que éste no sólo rentabilizase el proyecto sino que además tuviese las manos libres para una futura salida del proyecto que deje en manos de Enagás, el operador del sistema, su explotación.
Ahora, la inversión ya no tiene vuelta atrás, pese a que se ha casi triplicado su coste, y el Castor entrará en operación comercial sin que el mercado pueda absorber el gas almacenado.