Un solo pago y más de un centenar de transferencias y cheques. La trama orquestada por el expresidente de la CEOE, Gerado Díaz Ferrán, y el 'liquidador' de sus empresas, Ángel de Cabo, movieron el botín obtenido con la fraudulento cierre del grupo con una compleja trama de transferencias, cheques y pagos en efectivo que les permitió diluir el destino final de esa fortuna hasta hacer que la mayor parte de ese efectivo esté actualmente en paradero desconocido, según dos informes policiales incorporados al sumario de la Operación Crucero. El caso más llamativo es, precisamente, el que mayores beneficios reportó supuestamente a los dos empresarios: los 34 millones de dólares (25 millones de euros) que una de las empresas del grupo recibió de Airbus como devolución de parte de la señal adelantada por Air Comet para la construcción de aviones de los que había desistido. Dicho dinero quedó literalmente atomizado en poco más de un año y repartido en decenas de empresas y cuentas con un denominador común: todas estaban controladas por testaferros de De Cabo.
En sólo 48 horas, la trama hizo pasar 34 millones de dólares por cinco cuentas bancarias de diferentes empresas gracias a siete transferencias
Los 34 millones de dólares llegaron desde una cuenta de Airbus a otra de la empresa irlandesa Astra Worldwide Internactional Leasing LTD el 3 de enero de 2011. La importante cantidad de dinero no permaneció, sin embargo, ni un día en esta ya que con la misma fecha fue traspasado totalmente en otras dos ocasiones. En primer lugar, a la empresa Aszenda Asociados 21 SL e, inmediatamente, a Vittori Grupo Inversor SA, otra mercantil de la trama. A partir de ahí el dinero empezó a moverse en un sinfín de idas y venidas por las empresas del grupo en el que abundaron tanto las transferencias como los cheques al portador. Así, sólo un día más tarde, 200.000 dólares volvieron a Aszendia Asociados 21 SL y, de ahí, de nuevo a Astra Worldwide. También el 4 denero, se traspasaron cerca de 24 millones de dólares a otra cuenta de la misma empresa para, inmediatamente, traspasar en dos partidas más de 2 millones de dólares de nuevo a Aszendia Asociados.
En sólo dos días, el dinero había pasado por cinco cuentas bancarias diferentes gracias a siete transferencias... y era sólo el principio. A partir de ese momento, el dinero iba y venía por empresas hasta acabar, en algunos casos, en cuentas abiertas en paraísos fiscales. En otros casos, para pagar, simplemente, las obras de mejora de la casa del propio Ángel de Cabo. Así, cerca de 10 millones de dólares fueron en abril de ese año desde las cuentas de Vittori Grupo de Inversión a otra empresa de la trama, Proezza Grupo Inversor SL. Otros 635.000 dólares acabaron meses más tarde, y tras pasar previamente por Aszendia Asociados 21 SL, en las cuentas que la empresa Drelac Anstalt tenía en el paraíso fiscal de Liechtenstein.
Tres rutas diferentes
Otras empresas utilizadas para diluir el dinero fueron Shiel Intermediaria SL, Esser International 21 SA, Orbone Holding 21 SL, Inversiones Real Xatur SL, Autopullman Juan SL, Levanpower SA, Newco Airport Services SA... en un sinfin de operaciones que un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía ha agrupado en sus informes incorporados al sumario en tres rutas diferentes. Así, la primera permitió a Díaz Ferrán y su socio fraccionar 12 millones de euros en veinte cheques bancarios al portador librados el 1 de marzo de 2011 por Vittori Grupo de Inversión SL. Dichos cheques fueron repartidos en cuentas de otras tres empresas de la trama desde las que, a su vez, saltó a nuevas empresas. Según las investigaciones policiales, 4,9 millones de euros de esta cantidad acabaron en una cuenta en la sucursal del BBVA en Zurich a nombre de la mercantil Merlin IV, tapadera del propio De Cabo. Esta es la única cantidad que, hasta ahora, ha podido ser bloqueada por el juez Eloy Velasco.
El dinero recibido de Airbus se diluyó en tres 'rutas' financieras distintas. En una de ellas, se atomizó a su vez en 80 movimientos bancarios con 20 destinatarios distintos
Una segunda fue es la que siguieron 2.162.000 euros y que, tras salir de Vittori Grupo de Inversión SL, llegaron a Aszendia Asociados 21 SL. De allí, en sólo cinco meses, el dinero salió en diez transferencias "destinado de nuevo y en su gran mayoría a mercantiles del entorno de De Cabo", según destaca un informe policial. Finalmente, la tercera ruta atomizó aún más la última parte del botín. Así, la Policía ha detectado nada menos que 80 movimientos en once meses desde la cuenta de Vittori Grupo de Inversión SA a una veintena de destinatarios, entre ellos el propio Ángel de Cabo. Era sólo el principio. Esas ocho decenas de traspasos dieron pie a un sinfin de nuevos movimientos. Así, los cerca de 4 millones de euros que se traspasaron a una cuenta de la empresa Shield Intermediaria SL fueron utilizados para hacer otras 26 operaciones. De ellas, tres llevaron 1,2 millones de euros a Inversiones Real Xatur SL,. de la que salieron a su vez en ocho cheques bancarios y nueve transferencias. Una de estas últimas, de 335.000 euros, sirvió para pagar las facturas de las obras realizadas por De Cabo en su domicilio en Valencia.
La ingeniería financiera presuntamente ideada por De Cabo con el visto bueno supuestamente de Díaz Ferrán incluyó también retiradas de efectivos. De hecho, uno de los testaferros de la trama que ha colaborado con las pesquisas, Jorge García Tellez, aseguró que del dinero que pasó por las cuentas que estaban a su nombre, él llegó a retirar en efectivo "cerca de un millón de euros en 18 meses" y que se lo entregó "en su totalidad a Ángel de Cabo o Susana Mora [secretaria de este último y también detenida]". Además, más de 300.000 euros fueron destinados a pagar deudas que el propio liquidador tenía con la Tesorería General de la Seguridad Social. E, incluso, aparecieron reflejados cinco entregas de 60.000 euros cada uno para la constitución de otras tantas empresas. Según reveló a la Policía el segundo hombre de paja arrepentido, José Vicente Semper, ninguna de estas cinco nuevas sociedades tenía actividad real y lo único que pretendía con ellas De Cabo era "tenerlas 'ahí guardadas' y utilizarlas cuando considerase oportuno". Nuevas piezas para diluir, aún más, el botín de Marsans.