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El colectivo de tierra toma el relevo de los pilotos y amenaza la paz social en Iberia

La tan ansiada paz social aun no ha llegado a Iberia. Tras el histórico acuerdo con el colectivo de pilotos, que ha supuesto tradicionalmente el mayor escollo en las relaciones laborales de la aerolínea, la piedra en el camino se llama tierra. Las negociaciones con este colectivo están enquistadas toda vez que la compañía no garantiza el mantenimiento del empleo más allá de 2015 y los trabajadores temen que nuevos recortes lleguen por este lado. Iberia necesita el acuerdo de todos los colectivos para comenzar su nueva etapa. 

  • Los trabajadores quieren que la aerolínea les asegure que no creará nuevas divisiones a las que podrían ir a parar parte del colectivo de tierra.

La dirección de Iberia aún tiene mucho trabajo por delante para poder poner en marcha su plan estratégico a cinco años. Contra todo pronóstico, el colectivo de pilotos ha sido el primero en poder hacerse la foto junto al presidente y consejero delegado de la aerolínea, Luis Gallego, al llegar a un acuerdo sobre la política laboral en este periodo. El de los tripulantes de cabina llegará en breve. Pero con el personal de tierra las cosas no están tan avanzadas y la situación amenaza con enquistarse.

Desde el arranque de las negociaciones entre Iberia y los trabajadores, tras el pasado verano, los sindicatos dejaron claro que no aceptarían más destrucción de empleo en la compañía, tras el ajuste de algo más de 3.100 empleados acordado en la primavera de 2013.

Sin embargo, por el momento la compañía tan sólo ha asegurado el empleo en el colectivo de tierra hasta diciembre de 2015, es decir, según lo establecido en el acuerdo de mediación firmado el pasado mes de abril y que puso fin a medio año de una fuerte conflictividad en la empresa, con una histórica huelga de diez días completos incluida.

A esta circunstancia se añade el hecho de que Iberia no ha despejado las sospechas sobre una posible segregación de actividades como el mantenimiento y el handling, aspectos que se contemplaban en el polémico plan aprobado en noviembre de 2012 y que se vino abajo por la batalla laboral que generó.

Los trabajadores quieren que la aerolínea les asegure que no creará nuevas divisiones a las que podrían ir a parar parte del colectivo de tierra, en unas áreas que, además, están ahora pendiente de la adjudicación de nuevos contratos por parte de AENA, como es el caso de la de handling, cuyos contratos se licitaron a finales del pasado ejercicio.

Negociación enquistada

De este modo, las negociaciones con el personal de tierra se han enquistado y ni siquiera tienen listo un acuerdo de productividad, como sí tiene ya el colectivo de tripulantes de cabina, cuyo acuerdo definitivo con la compañía se escenificará en unos días.

Esta circunstancias han provocado fricciones entre la dirección de Iberia y los sindicatos, que en las últimas semanas han sido acusados de haber radicalizado sus posiciones.

Los representantes de los trabajadores aseguran haber asumido la idea de que la Iberia de los años de gloria ya no volverá. “Esta es una nueva compañía y no sólo por el cambio de logotipo y la decoración de los aviones; hay que hacer sacrificios y hemos hecho muchos. Pero la compañía también tiene que ceder y en con el colectivo de tierra no está moviendo un ápice sus posiciones”, señala una fuente sindical.

Ahorro de 200 millones en 2013

En 2013, los ajustes realizados en Iberia, tanto en el recorte de puestos de trabajo como en los salariales, han llevado a la aerolínea a conseguir un ahorro próximo a los 200 millones de euros, aunque también se ha visto obligada a provisionar importantes cantidades para financiar las bajas con las condiciones pactadas en el acuerdo de mediación.

Iberia necesita dotar de contenido el plan que presentó en noviembre de 2013 y, para ello, necesita llegar a un acuerdo con todos los colectivos de trabajadores. Además, también precisa hacerlo con rapidez ya que la programación comercial que se pondrá en marcha en abril necesita ponerse en marcha cuanto antes, con el fin de comenzar a ofrecer las plazas en las nuevas rutas que podrán llegar siempre y cuando haya un acuerdo global con todos los trabajadores.

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