"Miradlos bien, son mis padres", dice mostrando una imagen de sus progenitores Javier Jiménez, director de Lanzadera, a los emprendedores que llegan a las instalaciones de la incubadora creada por Juan Roig. "Os vais a acordar de ellos todo este año".
Desde 2013 entre 20 y 30 emprendedores españoles ponen rumbo a Valencia para participar en la aceleradora de empresas del presidente de Mercadona. Durante once meses los jóvenes empresarios, cuyos proyectos han sido seleccionados entre miles, se someten a una dura disciplina de trabajo debiendo cumplir ciertos hitos marcados por la dirección y recibiendo formación y financiación por hasta 200.000 euros. Gracias a la iniciativa, numerosos emprendedores han podido dar forma a su idea y generar empleo. Pero no todos los casos terminan con final feliz. “Ha sido una experiencia traumática”, dice uno. “Ahora que estoy fuera duermo mejor”, afirma otro. “Me arruinó, no lo recomiendo”, advierte otro emprendedor.
Unas 65 empresas han pasado por Lanzadera en las tres ediciones que ha celebrado la incubadora. De ellas, trece no llegaron a cumplir los once meses de formación. En la mayoría de estos casos la dirección del proyecto determinó que no se habían cumplido ciertos hitos y que el emprendedor debía abandonar Lanzadera. Al menos cuatro de esas empresas que no terminaron su andadura en la incubadora de Juan Roig cesaron la actividad o solicitaron concurso poco después de pasar por la experiencia.
"Meten miedo y mucha presión, te advierten que no puedes hablar con nadie de cómo funciona Lanzadera"
Vozpópuli ha tratado de ponerse en contacto con todas las empresas que no culminaron los once meses de formación en Lanzadera, habiendo conseguido contactar con la mayoría. Tres de los emprendedores han manifestado que en su caso la experiencia ha sido buena o muy buena. Otros tres han preferido no hacer comentarios al respecto; de estos, uno indicó que prefería “no revivir la experiencia, prefiero olvidarla”, y otro señaló que, efectivamente, “la salida de Lanzadera puede suponer el cierre de la empresa”. El resto ha explicado cómo verse fuera de la incubadora de Juan Roig puede suponer la entrada en concurso de acreedores de la empresa afectada.
Este diario ha alcanzado el compromiso con los empresarios contactados de no publicar ni sus nombres ni los de las empresas. Todos ellos, independientemente de su opinión positiva o negativa sobre la incubadora valenciana, consideran beneficiosa la publicación de este artículo para que Lanzadera pueda mejorar su sistema de formación y para que los emprendedores valoren el hecho de que la experiencia no tiene por qué ser positiva en todos los casos. También todos ellos, con excelentes expedientes académicos, experiencia laboral en multinacionales y en el extranjero, reconocen el mérito de Juan Roig al financiar la iniciativa.
Los emprendedores que no culminan su andadura en Lanzadera se encuentran con el problema de que su proyecto ha sido abruptamente descartado por la dirección de la incubadora a los pocos meses de haber comenzado. Se encuentran así en Valencia, con la empresa a medio camino, y con una deuda contraída con Lanzadera que tienen que devolver. En algunos casos se ven obligados a cesar la actividad.
“Hay que alabar que alguien como Juan Roig destine tiempo y dinero a algo como Lanzadera”, dice uno de los emprendedores que ha participado en la incubadora del presidente de Mercadona y que no completó el ciclo. “Pero es una pena que con el potencial que tiene no siga otras pautas, otro modelo de incubadoras de empresas, la dirección proviene de Mercadona, no tiene experiencia en el mundo de startup”, indica. "He tenido experiencia en otras incubadoras, en Lanzadera lo que no es normal es el tiempo de formación, once meses es excesivo, y tampoco es normal que se inmiscuyan tanto en los proyectos, sobre todo cuando el emprendedor se está jugando su dinero", añade.
Los emprendedores cuyos proyectos son seleccionados cada año por la dirección de Lanzadera tienen que desplazarse a Valencia. Lo que supone cambiar de domicilio un año y trasladarse en muchos casos con la familia y a veces con el resto del equipo de la empresa. “Al mes de comenzar el director de mi proyecto impuso un modelo de negocio distinto del que yo había diseñado; a los tres meses me advirtieron que no estaba cumpliendo y un mes después me comunicaron que tenía 48 horas para abandonar las instalaciones”, recuerda uno de los emprendedores. “Me quedé con el proyecto a medias, con un piso alquilado en Valencia y los niños en un nuevo colegio", lamenta. "La deuda de mi empresa había crecido en 25.000 euros que me había prestado Lanzadera, no pude pagar a proveedores y empleados y tuve que pedir concurso", añade.
"Ahora duermo mejor. Tenía que dar explicaciones por todo, era una sensación de vuelta al colegio"
"Las condiciones de la participación están en las bases del programa, en el que se requiere que al menos el líder se traslade a Valencia ya que es en nuestras instalaciones donde se ofrecen los recursos que ofrecemos", explica María Carmen Tortosa, portavoz de Lanzadera. "Para trabajar en Silicon Valley hay que trasladarse a California".
Lanzadera ofrece hasta 200.000 euros de financiación a los emprendedores aunque, aseguran los empresarios contactados, en la mayoría de los casos no se alcanza esa cifra. "Lanzadera no te da el dinero a fondo perdido, no es una beca, es un préstamo, aunque en muy buenas condiciones", subraya uno de ellos. "Por esa razón crea mucha tensión que el director de proyecto de Lanzadera esté marcando constantemente la dirección de tu empresa, de tu dinero", dice, "y que encima pueda echarte si decide que no has alcanzado los hitos marcados".
"Las disposiciones del préstamo se pactan con el emprendedor según sus necesidades, las condiciones del mismo son extraordinarias (sin avales, sin garantías, Euribor +0%)", indica la portavoz de Lanzadera. "De los que no han finalizado el programa, sólo uno ha empezado a pagar la amortización del préstamo, el resto sólo ha tenido que pagar intereses hasta ahora".
"En mi caso no me dieron 48 horas para abandonar las instalaciones, me exigieron la salida de forma inmediata", recuerda otro de los empresarios. "Fue un palo para mi familia, nos habíamos desplazado todos a Valencia; me requirieron los 15.000 euros del préstamo de Lanzadera, cerré la empresa".
"Lo que te ofrece Lanzadera es un préstamo puro y duro", dice otro de los emprendedores, "con muy buenas condiciones, pero que tienes que devolver sí o sí", señala. "Me obligaron a hacer contratos indefinidos cuando mi empresa era una startup, no me lo podía permitir, no podía cumplir con los hitos marcados y me echaron", recuerda. "Ahora duermo mejor. Tenía que dar explicaciones por todo a la dirección de Lanzadera, era una sensación ridícula de vuelta al colegio".
"En mi caso no me dieron 48 horas para abandonar las instalaciones, me exigieron la salida de forma inmediata", recuerda uno de los empresarios
"La continuidad en el programa no sólo se basa en el cumplimiento de hitos, nos fijamos sobre todo en cumplimiento de los compromisos respecto a los trabajadores, proveedores y la sociedad, y esfuerzo de los emprendedores", apunta la portavoz de Lanzadera. "Al emprendedor se le comunica que no está cumpliendo los hitos marcados en las distintas reuniones de seguimiento, es decir, en varias ocasiones hasta tomar la decisión de salida, y se le prescribe cómo poder cumplir con lo que se espera de él. Esto ocurre cuando no se cumplen los compromisos, como por ejemplo, no pagar a los trabajadores".
"No es sólo que al salir de Lanzadera te encuentres con una mayor deuda de la que tenías cuando entraste, y con una casa alquilada en Valencia", cuenta uno de los emprendedores. "Al salir es más difícil lograr financiación para tu empresa, tienes el estigma de que has salido de Lanzadera y que por algo será".
La mayoría de los empresarios con los que ha contactado Vozpópuli que no culminaron el proceso de once meses en la incubadora valenciana consideran que ésta sería mejorable si no aplicara de forma tan estricta la filosofía de Mercadona. "Los principales directivos de Lanzadara son ejecutivos de Mercadona, no están especializados en el mundo de las startup", critican. "Si llevas comida a las instalaciones, mejor que sea de Mercadona", dice uno de ellos. "JJ [el director de Lanzadera] es una persona inteligente, pero pierde las formas, le he visto encararse con uno de los emprendedores, o decirle a otro que su tiempo valía mucho dinero y que ya llevaba demasiado dando explicaciones", cuenta. "Se meten hasta en tu forma de vestir, está mal visto ir en pantalones cortos, prácticamente te obligan a acudir también los sábados, meten miedo y mucha presión, amenazan con 'matar a la vaca' y te advierten que no puedes hablar con nadie de lo que sucede en Lanzadera".
"Una fantástica iniciativa"
No todos los empresarios que no terminaron los once meses que dura cada edición de Lanzadera tienen un mal recuerdo de la experiencia. Chema González, creador de Alterkeys, es uno de esos trece emprendedores que no culminó todo el proceso. Pero en su caso fue por decisión propia. "Abandoné Lanzadera a los pocos meses porque mi proyecto estaba demasiado maduro", explica. González vendió a principios del pasado año su empresa, una comunidad online donde se pueden registrar y reservar alojamientos en Europa, al grupo hotelero Be Mate, de Kike Sarasola.
"En mi opinión es una fantástica iniciativa, la voluntad es muy buena, te dan ayudas, no te hacen el camino, lo recomiendo", dice. "El emprendedor tiene que pelear por su modelo de negocio, no puede permitir que le impongan otro".