El clima de desacuerdo ha gobernado la patronal de la prensa durante los últimos años, en los que el sector ha ido empequeñeciendo como consecuencia de la doble crisis económica y del papel, mientras los editores han sido incapaces de alcanzar acuerdos para remar en la misma dirección. En esta ocasión, el motivo de la discordia ha sido la invitación que ha recibido Blas Herrero para entrar a formar parte de la Asociación de Medios de Información (AMI) –antigua AEDE-, lo que ha generado dudas en algunos de los principales editores de periódicos.
La llegada de Javier Moll a la presidencia de esta patronal se produjo hace un año, después de varios meses de debate interno que culminaron con una reestructuración de la asociación. A partir de ese momento, pasaría a llamarse AMI y sus estatutos permitirían la entrada de los periódicos gratuitos y de los medios digitales, estos últimos cada vez con más fuerza en el mercado.
Esta idea causó reticencias en algunos de los editores de prensa tradicional, que consideraban que los intereses de sus empresas y de estas nuevas cabeceras eran muy diferentes y, por tanto, esto podría ser una fuente de conflictos en el futuro. Sin embargo, pese al intenso debate interno, finalmente cerraron filas alrededor de la figura de Moll.
Durante estos meses no se han tomado decisiones trascendentales, más allá del acuerdo con los sindicatos para la renovación del convenio de prensa diaria. Sin embargo, las decisiones se han consensuado sin excesivos problemas. Entre ellas, la entrada de la Agencia EFE y de Europa Press en la asociación, señalan fuentes cercanas al presidente.
La llegada de Javier Moll a la presidencia de esta patronal se produjo hace un año, después de varios meses de debate interno que culminaron con una reestructuración de la asociación.
Quienes defienden la gestión de Moll valoran su esfuerzo por abrir la asociación y sacarla del atolladero en el que se encontraba desde hace varios años, en los que fue incapaz de tomar decisiones que sirvieran a sus miembros para reducir el sufrimiento generado por la crisis de su modelo de negocio. Sin embargo, sus detractores inciden en que el proyecto del presidente de Editorial Prensa Ibérica hará todavía más ineficiente a la patronal, dado que engloba a empresas con negocios e intereses que no tienen nada que ver entre sí.
En este sentido, la invitación a Blas Herrero para formar parte de esta colectividad ha generado dudas en alguno de sus miembros. Entre otras cosas, porque el peso de los contenidos escritos en sus medios de comunicación -radio y televisión- es "residual" y no ven ningún sentido en su entrada.
Fuentes cercanas al empresario asturiano consideran que esta unión de fuerzas será positiva, en cuanto a que todas las empresas se desenvuelven en el mismo mercado y dependen de la publicidad para cuadrar sus balances. Por tanto, cualquier acción que sirva para corregir sus anomalías -Blas Herrero se encuentra en una lucha por terminar con los “privilegios del duopolio televisivo- beneficiará a todos sus miembros. Sea quien sea quien la ejecute.
La crisis de los medios
La situación a la que se enfrentan estas empresas no es sencilla y no sólo por la dramática caída que ha sufrido el papel durante la última década. Antes de la crisis económica, en 2007, el mercado publicitario movía anualmente 7.718 millones de euros, mientras que una década después, sólo 4.486 millones (-41%), según la consultora i2P.
La realidad del sector en España se puso de manifiesto el pasado diciembre, durante la presentación del Libro Blanco de la Prensa. En un país en el que se consumen menos periódicos que en el resto de los grandes Estados de la Unión Europea, existen 118 diarios de papel y 100 digitales. Sólo Alemania -con 82,5 millones de habitantes- tiene más publicaciones, lo que invita a pensar que el sector está sobredimensionado.