Santander se convierte, tras la reestructuración de Abengoa, en el primer accionista de la compañía tras un largo proceso de refinanciación por el que los principales acreedores de la multinacional son ahora sus primeros accionistas.
El banco presidido por Ana Botín ostenta el 9,63%, y el segundo mayor accionista de Abengoa es ahora Credit Agricole CIB, con el 8,77%. A continuación, como mayores accionistas, figuran Caixabank (4,95%); Bankia (4,64%); Banco Popular (4,58%). Los fondos DE Shaw y Arvo Investment se quedan con el 3,62% y el 3,53%, respectivamente. Sabadell tendrá el 3,18%.
Los bancos españoles acreedores de Abengoa sustituyen como primer accionista a las sociedades controladas por la familia Benjumea, que antes de la reestructuración poseían más de la mitad del capital. Ahora, de acuerdo al folleto de ampliación de capital de la compañía publicado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Inversión Corporativa IC y Finarpisa ven reducida su participación desde el 50,71% hasta el 2,54%.
El ICO es uno de los grandes acreedores de Abengoa, con más de 50 millones de deuda
De acuerdo al folleto presentado, "Banco Santander tiene una posición global en la compañía y sus afiliadas de 186 millones de euros". En el documento se detallan qué entidades son los principales acreedores de Abengoa, siendo Santander el primer acreedor con un 4,64% de deuda, seguido de Arvo International (4,05%), Atlantica Yield (la filial estadounidense de Abengoa, con el 3,2%); Credit Agricole CIB ( 3,46%); Caixabank (3,11%); Bankia (2,7%); Popular (2,41%). El Instituto de Crédito Oficial (ICO) es otro de los mayores acreedores de Abengoa (más de 50 millones de deuda), con el 1,39% sobre la deuda total.
La llegada de Santander y Credit Agricole CIB al capital de Abengoa como principales accionistas se produce tras un complejo y largo proceso de refinanciación que en varias ocasiones ha estado a punto de naufragar y ocasionar el que hubiera sido el mayor concurso de acreedores de una empresa española.
Abengoa se declaró en preconcurso de acreedores en noviembre de 2015. Durante todo ese año, la cotización del grupo se vio sacudida por dudas sobre su contabilidad y los datos de su deuda. La compañía anunció una ampliación de capital a mediados de 2015 de 650 millones de euros para refinanciarse, pero finalmente los bancos que iban a acometer la operación, liderados por Santander, recularon. El grupo Gonvarri analizó la compra de Abengoa, pero finalmente desistió de hacer la operación y la compañía sevillana se declaró en preconcurso.
Abengoa logró convencer al juez de Sevilla a cargo del preconcurso de ampliar el periodo que habitualmente se otorga a una empresa en su misma situación para negociar un convenio de acreedores y evitar el concurso. Abengoa negoció la refinanciación de su deuda durante bastante más tiempo de los cuatro meses que contempla la Ley Concursal para negociar un convenio, y en agosto de 2016 anunció un acuerdo que parecía definitivo para reestructurar su deuda y evitar el concurso.
Desde entonces las negociaciones con los acreedores se han mantenido, pero la complejidad de la deuda de Abengoa ha dificultado las conversaciones. Esta semana la compañía anunció que ya podía implementar su plan de viabilidad una vez conseguidos los fondos comprometidos por los acreedores para salvarse del concurso, unos 1.170 millones de euros.
La nueva Abengoa, controlada por los bancos acreedores, nace con esa inyección de dinero nuevo, un consejo de administración presidido por Gonzalo Urquijo totalmente renovado, y con un tamaño mucho menor al de la vieja Abengoa. El grupo ha perdido por el camino de su reestructuración unos 9.000 empleados, y en el ejercicio 2016 registró pérdidas por importe de 7.629 millones, las mayores pérdidas de una compañía española no financiera.