De fabricar herramientas para muebles a hacer robots para la industria alimentaria. De un negocio cuasi artesanal a uno con fuerte implantación tecnológica. De Valencia a Brasil. Así está siendo el recorrido de la pyme valenciana Hurtado Rivas por las turbulentas aguas de la crisis. La recesión y la caída de la actividad impactó en su negocio, hasta el punto de que tuvo que hacer muchos despidos para sobrevivir. Ahora, seis años después, la empresa ya tiene el mismo número de empleados que antes de que todo se desmoronara, ha pasado de trabajar al 100% el mercado nacional a hacer un 60% de exportación y, sobre todo, ha cambiado radicalmente su modelo de negocio.
Carlos Hurtado es el gerente de la compañía y ha hablado con Vozpópuli desde América, donde se encontraba en un viaje por Bogotá y Sao Paulo. "La crisis brutal de 2008 coincidió con la incorporación de una nueva generación en la dirección de la empresa, la cuarta, y necesitábamos ampliar la línea de productos y diversificar para crecer como empresa. Detectamos que las empresas necesitaban automatizar sus industrias y ahorrar mano de obra para ser más competitivos tanto en España como fuera de España".
La transición no fue fácil: de 2007 a 2009, esta pyme hubo de quedarse con un tercio de la plantilla (de 30 a 12 trabajadores) y empezar a cambiar las empresas a las que colocaba sus productos. Con el desplome del ladrillo dejó de tener sentido trabajar con el sector del mueble. Pero el viraje fue claro: la industria alimenticia, muy potente en Valencia gracias al tirón que tienen los supermercados más exitoso del país en este momento: Mercadona. "Nosotros no trabajamos para Mercadona pero sí para los fabricantes de productos que compramos a Mercadona y Consum. El crecimiento de estas empresas valencianas ayuda a crecimientos indirectos y nosotros somos un claro ejemplo", asegura Carlos, quien dirige la compañía junto a su hermano Alberto. La facturación crece lenta pero segura: de 2 millones en 2010 a 4 en 2012 y una previsión de 5 millones de euros para 2013.
Contratando gente
Aunque las palabras de Carlos Hurtado son siempre complacientes con las administraciones, lo cierto es que el empresario no ve una mejoría cercana en la economía general de España, tal y como pregona el Gobierno día sí y día también. "Por nuestra parte, la pyme española no esta sintiendo en absoluto una recuperación pero ni lo más mínimo". Y la retórica oficial sobre la ayuda a la pequeña y mediana empresa se queda según él en eso, retórica: "Creo que el Gobierno en estos momentos ni aporta ni perjudica a las empresas que crecemos, pasa desapercibido. No vemos que haya una política clara de ayuda y apoyo pero tampoco una política que perjudique. Eso sí, creemos que es necesario un marco legislativo más claro y que defienda a la pequeña empresa frente a la grande".
Y algo insólito y muy apreciado en estos momentos: es una empresa que necesita contratar gente a corto plazo. Sin embargo, pese al gran nivel de paro no les resulta fácil obtener los perfiles que buscan: "El problema que tenemos es que no encontramos ingenieros con experiencia. La carga de trabajo y la falta de ayudas a la contratatcion de titulados sin experiencia hace que las empresas nos centremos en candidatos que puedan rendir y aportar a la compañía experiencia desde el primer dia", asegura su gerente.
Por último, todo son palabras elogiosas para el ICEX y el IVEX, la oficina para la exportación de la Generalitat que realiza exactamente el mismo trabajo que la nacional. Hurtado niega que haya solapamiento o que sobre alguna de ellas, ya que "tanto el ICEX como el IVEX hacen un trabajo excelente y hay una excelente coordinación entre ellos . Vengo de Brasil donde están integrados en la misma oficina". Estas oficinas, asegura, han sido claves en el cambio radical que ha vivido Hurtado Rivas gracias a su apoyo en el proceso de internacionalización. La empresa ha realizado ventas en Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Turquía, Argentina, Chile, Perú, Colombia, México, Uruguay, Guatemala y países del Caribe. En 2014 esperan emprender negocios en Brasil, el nuevo Eldorado suramericano.
