Unos se van y otros regresan. Una rama de los Rubiralta, una de las familias más ricas de Cataluña, ha repatriado el holding mediante el cual controlan Werfen Group, una de las diez mayores empresas biomédicas del mundo, y que hasta ahora el clan administraba desde una firma radicada en territorio holandés.
La empresa de diagnóstico clínico ha trasladado "a territorio nacional" Werfen Holding BV, sociedad holding con sede en Holanda (país con un tratamiento fiscal de los dividendos mucho más ventajoso que el de España) a través de la cual la familia controlaba desde hacía años Werfen, un gigante de su sector con más de 4.000 empleados y una facturación de más de 1.000 millones de euros en 2012.
De acuerdo con los datos depositados en el Registro Mercantil de Barcelona, la operación se ha llevado a cabo mediante la constitución de una nueva sociedad holding, Werfen Health S. L., con un capital de 353 millones de euros y cuyo socio único es Werfen Control.
La nueva empresa comenzó sus operaciones en julio pasado aunque su creación no se ha conocido hasta la semana pasada. Su sede está en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), donde Werfen inauguró en 2011 sus nuevas oficinas centrales, en un acto al que acudió el presidente de la Generalitat, Artur Mas, que alabó el trabajo del fundador del grupo, José María Rubiralta, fallecido el año pasado. “Hay mucha gente discreta, que tiene las ideas claras y que lidera proyectos de gran envergadura”, glosó Mas.
El objeto social de la nueva firma es actuar "como sociedad holding, pudiendo al efecto constituir y participar, en calidad de socio y/o accionista, en otras sociedades españolas o extranjeras". Su administrador único es Jordi Rubiralta Giralt, que en enero de 2012 sustituyó como primer ejecutivo de Werfen a su padre, José María Rubiralta, fallecido tres meses después.
Jordi Rubiralta también es administrador único de otra sociedad de reciente creación también vinculada a Werfen y sus órganos de gestión, Lajaar Holding. También está domiciliada en Hospitalet y tiene un capital social de 5,6 millones.
Tiene filiales propias en 25 países, desde las que vende equipos médicos para diagnóstico, hospitales e investigación
Werfen, palabra alemana que puede traducirse como "parir" en castellano y que también da nombre a un opulento castillo en Austria, tiene más de cuarenta años de historia. En 2012 facturó 1.015 millones de euros, un 4,6% más, y superó por primera vez la barrera de los 1.000 millones en ventas.
Su resultado de explotación creció cerca de un 5%, hasta 172,73 millones, y su plantilla se situó en 4.115 trabajadores, casi 300 más que un año antes. El grupo cuenta con filiales propias en 25 países, desde las que vende sus equipos médicos para diagnóstico, hospitales e investigación.
Sus planes pasan por reforzar su presencia en Asia y América Latina, mercados en los que Werfen registró en 2012 crecimientos de ventas del 38% y el 15%, respectivamente, gracias a sus empresas de China, Japón, México y Brasil. El verano pasado, la empresa desembarcó en Oceanía, el continente que le faltaba, con la apertura de filiales en Australia y Nueva Zelanda.
En España, opera a través de firmas como Izasa y Biokit y cuenta con plantas de producción en Lliçà d'Amunt (Vallès Oriental) y Sant Esteve Sesrovires (Baix Llobregat). Según la compañía, el pago a proveedores de las facturas pendientes del sector público llevado a cabo el año pasado por el Gobierno central le permitió cancelar deuda por 227,5 millones de euros. Las deudas con entidades de crédito de Werfen se limitaban a 137,4 millones a finales del año pasado, frente a los 364,9 millones de 2011.
La empresa, que gracias a su internacionalización ha logrado aumentar su cifra de negocio en plena crisis, invierte más de 50 millones de euros cada año en I+D y tiene laboratorios propios en sus fábricas españolas y en Massachusetts y California (Estados Unidos).
La otra pata del emporio de los Rubiralta es la siderúrgica Celsa. Ambas funcionan de manera diferente tras la escisión del clan en 2006
La biomédica es una de las dos patas del imperio de los Rubiralta, aunque desde 2006, tras la escisión del clan con motivo del relevo de la primera generación de gestores, ambas funcionan de manera independiente. La otra gran rama es la siderúrgica, a través de la Compañía Española de Laminación (Celsa), fundada en 1967, dos años antes que Werfen, por el otro hermano del clan original, Francisco Rubiralta, fallecido en 2010. Celsa es hoy el mayor grupo empresarial catalán de capital familiar por cifra de negocio.
Esta otra compañía es propiedad al cien por cien de los Rubiralta, que en 2006 decidieron escindir por completo sus dos grandes conglomerados empresariales. Celsa está pilotada por Francesc Rubiralta Rubió, hijo del fundador, de 35 años, y este año ha logrado refinanciar una deuda de 2.700 millones de euros.
Preguntado por este asunto, un portavoz de Werfen no ha querido hacer ningún comentario sobre el traslado de su sociedad holding a España. La empresa parece emular los pasos de otras sagas empresariales de abolengo como los Del Pino, que este verano repatriaron la sociedad holandesa a través de la que hasta entonces controlaban su participación en Ferrovial.
El movimiento llegó después de que, a mediados de junio, Vozpópuli publicara que los Del Pino habían llegado a un acuerdo con Hacienda para regularizar su situación, un pacto que incluía el compromiso de dotar de una mayor transparencia a su esquema societario.