La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha juntado a 112 jefes de Estado y de Gobierno, y otras 66.000 personas, para que intenten, de nuevo, solucionar la crisis climática. Y, de nuevo, el objetivo no se ha cumplido. El balance de la cita es dos semanas en una turística ciudad de Egipto, muchas fotos de políticos ‘preocupados’ por el clima y promesas de dudoso cumplimiento. La COP27 finaliza con la sensación de ‘fracaso’ y ‘desilusión’.
Porque los problemas económicos, de nuevo, han superado a los climáticos. El principal acuerdo es la creación de un ‘fondo de pérdidas y daños’ para que los países ricos asuman su responsabilidad con los territorios más vulnerables. Unos países ‘pobres’ que se concluye que apenas han contribuido a la generación del problema climático y, sin embargo, sufren muchos de los daños. Pero poco se sabe de cómo, cuánto, cuándo y quién va a pagar esta idea.
Entre foto y foto en Egipto no ha habido tiempo para ampliar la promesa de reducir gradualmente la utilización de todos los combustibles fósiles. Tampoco se ha alcanzado un compromiso para que el pico de emisiones de CO2 se alcance en 2025. Las renovables se mantendrán en el mismo 13% de la generación de electricidad que han tenido hasta ahora. Sin embargo, su notable aumento en términos absolutos es menor que el aumento de los combustibles fósiles.
El otro punto destacado de la COP27 son los famosos “1,5 grados”. En Egipto se mantiene la promesa de Glasgow de limitar el aumento de temperatura a 1,5ºC, pero sin mayor ambición para conseguirlo. El lenguaje alrededor de la mitigación es poco contundente y no hay avances sustanciales en un programa de trabajo de mitigación sólido y ambicioso. “La energía es la clave de las perspectivas a largo plazo”, explica Chris Iggo, presidente del AXA IM Investment Institute. “La COP27 no parece haber hecho mucho para acelerar la transición energética, pero la atención a la seguridad energética es real en los planes de los gobiernos nacionales”, añade.
Las conclusiones que salen de Sharm el Sheikh, la paradisiaca ciudad egipcia donde se celebró la cumbre, no analizan las principales causas del cambio climático impactos. Como son el uso de fósiles en la movilidad o en la generación de electricidad y la destrucción de la naturaleza. Los países fracasaron en un pacto en la reducción gradual de todos los combustibles fósiles, basándose en un llamado para reducir gradualmente el carbón en la COP26 en Glasgow.
Esta conferencia no puede acabar sin mantener (y aumentar ) nuestro compromiso con la seguridad climática (no más de 1.5°C de incremento de temperatura) y fortalecer nuestros compromisos de solidaridad. La UE no respaldará un resultado final que no garantice ambos objetivos. pic.twitter.com/LoH2kuvJwC
— Teresa Ribera ? (@Teresaribera) November 19, 2022
De la COP27 en Egipto...
Para los presentes en la COP27 no ha sido una sorpresa. Los 636 lobistas de combustibles fósiles y directores ejecutivos de BP, Shell, Total y Occidental Petroleum se movían por los pasillos deseosos de mostrar su aportación en la transición ecológica. Aunque los más críticos insisten que su presencia se debe sólo a un asunto: la senda verde representa una clara amenaza para sus negocios. Los grandes países productores de gas estatales continúan afirmando su influencia en el proceso durante el próximo año.
Para todos aquellos que defienden que estas citas solo sirven para el ‘postureo’ se basan en el lenguaje que se utilice. En Sharm el Sheikh se ha acuñado otro término confuso: la energía de "bajas emisiones". Una vía que, junto a las renovables, serán las fuentes de energía del futuro. El término puede servir para los productores de gas o petróleo para definir su rentable materia prima como con menores emisiones frente a, por ejemplo, el carbón.
... a la COP28 en Dubái
Una nueva oportunidad pérdida para lograr que 190 países, con intereses económicos y políticos tan distintos, pacten objetivos mínimos para frenar el deterioro climático que, tras la pandemia, se nota más que nunca.
Habrá que intentarlo el año que viene en la COP28. Un evento que se celebra en Dubái, una región que capta estas citas internacionales gracias a la riqueza que les ha generado el gas y el petróleo.