Ferrovial anunció este viernes la futura salida de Íñigo Meirás como consejero delegado de la compañía y su sustitución por Ignacio Madridejos, actualmente presidente de la división estadounidense de Cemex. El grupo controlado por la familia Del Pino pone fin a una de las etapas más brillantes de su historia, la que le ha llevado a sus máximos históricos en Bolsa, a lucir una capitalización próxima a los 18.000 millones de euros tras una revalorización del 227% durante los diez años en los que Meirás ha formado pareja ejecutiva en Ferrovial con su presidente, Rafael del Pino.
Sin embargo, soplan algunos vientos de cambio en una empresa que, en plena era Meirás, sopesaba la posibilidad de que Reino Unido fuera su primer mercado, por delante de España. Por entonces, ni por asomo se intuía que meses después los británicos iban a introducirse en una espiral de dimensiones y consecuencias aún hoy difíciles de imaginar al iniciar el proceso de salida de la Unión Europea.
Tres años antes de que Meirás accediera al cargo de consejero delegado, Ferrovial había plantado una pica demasiado grande en Reino Unido, con la adquisición de la compañía que gestionaba los aeropuertos del país (la por entonces llamada BAA, la AENA británica, que llegó a gozar en su día de la llamada acción de oro pese a su condición de empresa privatizada).
En realidad, su idilio británico se había iniciado a comienzos de siglo, con la compra de Amey, una compañía de servicios muy debilitada en aquel momento (al borde del concurso de acreedores) pero que guardaba un diamante en bruto: uno de los contratos para la reforma del metro de Londres.
El revés del 'brexit'
Demasiado peso en las alforjas para que Ferrovial deje de mirar hacia las islas británicas. A día de hoy, no queda mucho de aquella BAA (tras una serie de ventas obligadas por las autoridades de Competencia y también por motivos de saneamiento financiero) pero la compañía española sigue siendo el principal accionista del aeropuerto de Heathrow, cuyos planes de construir una tercera pista le hace, si cabe, un activo aún más valioso.
Pero el horizonte de incertidumbre que pinta el brexit no invita al optimismo. Y en un entorno muy competitivo, Ferrovial no puede permitirse el lujo de quedarse de brazos cruzados para ver qué sucede finalmente. Tras un último y tormentoso episodio con el contrato de carreteras de Birmingham, que ha estado a punto de devolver a Amey a la situación previa a ser comprada por Ferrovial, la empresa británica está en el proceso de venta de toda la división de servicios del grupo, que teóricamente debería haberse cerrado ya (para cerrar la etapa de Meirás) y que se ha visto retrasada, entre otros factores, por los episodios asociados al citado contrato.
Ferrovial tiene muy claro que Norteamérica es el mercado llamado a tomar el relevo de Reino Unido como la principal plaza internacional del grupo. La empresa de los del Pino cuenta con numerosas concesiones de autopistas en EEUU, donde también está construyendo uno de los tramos del trazado de alta velocidad de California, justo a tiempo antes de que el estado norteamericano se plantee si seguir desarrollando una línea cuyo presupuesto lleva camino de duplicarse.
Más constructora, más norteamericana
Norteamérica también incluye la auténtica joya de la corona del grupo, la autopista canadiense 407-ETR, una precisa maquinaria de generar caja y dividendos que no entiende de crisis ni caídas de tráficos.
Norteamérica ofrece grandes posibilidades tanto en concesiones como en construcción, los dos negocios que pasarán a ser la columna vertebral de Ferrovial tras la venta de la división de servicios, actualmente la que más aporta a la cuenta de resultados del grupo. En esta clave se interpreta la llegada de Ignacio Madridejos a la compañía y al cargo de consejero delegado.
Conocedor del sector constructor (paradójicamente, se inició profesionalmente en Agromán, la filial de Ferrovial en este negocio, y lleva casi 25 trabajando para el gigante cementero Cemex) y también del mercado norteamericano (actualmente es presidente de Cemex USA), será el encargado de diseñar el futuro de Ferrovial que pasa por ser más constructor, más concesionario y más norteamericano.