¿Se pueden controlar los mercados de valores como si se tratara de un conjunto homogéneo, y considerando que los inversores se guían por los mismos parámetros? China está experimentando desde el verano pasado que no puede aplicar la misma medicina a la economía que a la política.
El temor a producir una bola de nieve incontrolable si mantenía el mecanismo de parada automática de las bolsas ha provocado finalmente su retirada ante el temor de que las caídas bursátiles de los días anteriores se prolongaran y acabaran teniendo una repercusión global más grave.
Este mecanismo permitía suspender la cotización del mercado durante quince minutos si éste experimentaba una oscilación del 5% e incluso adelantar el cierre de las operaciones si el movimiento era superior al 7%. Y desde comienzos de este año se había activado ya dos veces, provocando el caos entre los inversores, que ante las dudas acumulaban las órdenes de venta.
Las reacciones de pánico que han estado produciéndose desde el verano han arrojado algunas dudas sobre la capacidad real de Pekín de controlar la situación, y no a los últimos ajustes sobre el yuan”, subraya Fabrizio Quirighetti, economista jefe de SYZ AM.
“La razón de lo que está ocurriendo son las muchas incertidumbres que ahora están surgiendo. Y el caso de China es obviamente una preocupación. Esto se debe principalmente a la pérdida de credibilidad del gobierno. Las reacciones de pánico que han estado produciéndose desde el verano han arrojado algunas dudas sobre la capacidad real de Pekín de controlar la situación, y no a los últimos ajustes sobre el yuan”, subraya Fabrizio Quirighetti, economista jefe de SYZ AM.
Una opinión que comparten en Vontobel Asset Management. “China ha abandonado, de facto, la suave paridad de su moneda con el dólar estadounidense al ampliar la referencia a una canasta de monedas, lo que ha alimentado la incertidumbre. La menor demanda del gigante asiático ha provocado una espiral descendente de los precios de las materias primas que pone a los productores y los mercados emergentes bajo mayor presión, lo que da como resultado un deterioro de la calidad crediticia y la devaluación de las monedas locales de estos mercados. La desaceleración del crecimiento chino y los precios de los materias primas provocan un menor crecimiento global, una reducción de la inflación, que las ganancias corporativas globales sean más bajos, pero una bonanza para el consumidor occidental”, explican en la gestora del banco suizo.
Más optimista se muestra David Gaud, gestor de fondos en Edmond de Rothschild AM, quien considera que con sus medidas, entre las que se incluía este cortafuegos de parada automática de cotización, las autoridades chinas están tratando de educar a los grandes inversores institucionales locales sobre el funcionamiento de los mercados de valores. De hecho, estos movimientos bruscos de los mercados se han debido más a los pequeños inversores, que acaparan más del 80% de la actividad bursátil de los mercados locales chinos.
“El final de la prohibición de seis meses para que los grandes accionistas con más de un 5% de una compañía puedan vender sus acciones se acerca y las preocupaciones sobre que se produzcan fuertes ventas eran inminentes Los pequeños inversores chinos sobrerreaccionaron. De hecho, no ha habido mucha venta de estos grandes accionistas. Sin embargo, la Comisión Reguladora de Valores de China (CSRC) dio marcha atrás de nuevo al prohibirles vender más de 1% en 3 meses, una medida que sólo acentúa la confusión y ha fracasado hasta ahora para tranquilizar a los inversores. La CSRC acaba de anunciar la suspensión del cortafuego. Sin embargo, este despliegue torpe de medidas concretas ha eclipsado el hecho de que China está adoptando los estándares internacionales. Pekín está educando a sus grandes inversores locales para que tengan una mirada nueva en un intento por apuntalar la apertura de sus mercados al resto del mundo”, señala Gaud.
La debilidad del renminbi ha de entenderse dentro del contexto de una continua liberalización de la divisa más que como una evidencia de que se está llevando a cabo una devaluación de la divisa, señala Nicholas Yeo, director de Renta Variable China en Aberdeen AM.
Para Nicholas Yeo, director de Renta Variable China en Aberdeen AM, el aumento de las expectativas de que las autoridades chinas permitirán que el renminbi se deprecie frente al dólar y el impacto que podría tener sobre los precios de los valores cotizados cuando los reguladores levanten las restricciones en la venta de acciones han creado una exageración de la situación. “Se trata de dos cuestiones diferentes, pero que se han unido en la mente de los inversores nerviosos, aumentando las preocupaciones ya existentes sobre la salud de la economía china. Sin embargo, creemos que la debilidad del RMB ha de entenderse dentro del contexto de una continua liberalización de la divisa más que como una evidencia de que se está llevando a cabo una devaluación de la divisa”, asegura.
“A diferencia de lo que muchos inversores parecen creer en este momento, la caída de la renta variable y la presión a la baja del renminbi nos dice muy poco sobre la situación económica de China. En todo caso, la combinación de los indicadores de confianza y los datos económicos vistos en los últimos meses sugieren que las primeras medidas de estímulo comienzan a tener un efecto estabilizador en la economía china”, sugiere Hans Bevers, economista senior en Degroof Petercam.
“Algunos observadores están argumentando que China está entrando en una guerra de divisas para tratar de apuntalar su crecimiento económico, impulsando las exportaciones, y que la depreciación monetaria que está por llegar será mucho mayor. Nosotros tenemos una visión completamente distinta. Primero, frente a una amplia cesta de divisas, el renminbi se mantuvo bastante estable el año pasado. Y, más importante, durante los últimos cinco años, el renminbi se ha apreciado más de un 25%. Así que hablar de una guerra de divisas parece bastante exagerado”, concluye.