Representan un caso único en la industria de fondos a nivel global y encontrar un sentido a su utilidad es cómo responder a la pregunta de qué fue antes, si el huevo o la gallina. Bien porque el inversor español ha sido tradicionalmente demasiado conservador y su excesiva aversión al riesgo le hacía sentirse cómodo con productos que 'garantizaban' por lo menos el capital invertido, bien porque las comisiones que aplican las gestoras y la facilidad de una gestión pasiva basada en formatos estructurados permiten a las firmas mantener un considerable 'colchón' de activos bajo gestión, lo cierto es que durante los últimos años se ha podido comprobar como quizá no hayan sido una elección tan acertada para el inversor.
Ni para las gestoras, que vieron cómo la crisis también terminaba por afectar a su producto estrella. Con la rebaja de calificación crediticia que sufrieron las entidades financieras españolas hace dos años, arrastradas por la situación de incertidumbre del país, las gestoras comenzaron a modificar la garantía de sus fondos, que normalmente era interna, y que solía respaldar el grupo financiero, por otra externa, para poder mantener la vigencia del fondo.
Un cambio de la CNMV de finales de julio de 2012 modificó la normativa para permitir a las entidades volver a ser contrapartes, a pesar de la rebaja crediticia que habían sufrido, bajo ciertas condiciones, y las gestoras volvieron a lanzar fondos con garantía interna.
La diferencia era importante para el inversor, puesto que con la garantía interna se pueden diferir los efectos fiscales hasta el momento de reembolsar las participaciones, mientras que con la externa deben de tributarse en el momento de la ejecución de la garantía, ya que se consideran rendimientos del capital mobiliario.
Por eso no es extraño que ahora las gestoras modifiquen la garantía externa que ofrecían varios de sus fondos por la interna, antes de que llegue la fecha de vencimiento, y de esta forma permitir la tranquilidad del inversor, ya que puede realizar traspasos a otros fondos sin implicaciones fiscales, si lo desea. Es el caso de Invercaixa, que recientemente ha comunicado al regulador el cambio de garantía de Foncaixa Garantizado Elección Óptima 7 y sus 'hermanos' 8 y 9, y Foncaixa Garantizado Renta Fija y sus 'pares' 2 y 3.
En otros casos, el inversor comprueba cómo el garantizado hace honor a su nombre y sólo le remunera con el capital invertido en su momento. Es lo que ha ocurrido con Bankinter Índice Bolsa Española Garantizado, que ha comunicado a la CNMV una TAE del 0% para este fondo y eso después de haber tenido que hacerse cargo de la garantía.