Tras la inesperada victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del pasado martes y la reacción inicial de nerviosismo de los inversores, las gestoras de fondos consideran que se debe evitar el ruido de los mercados y centrarse, otra vez más, en los datos fundamentales.
Pese a las bravuconadas que el presidente electo ha realizado durante la larga campaña electoral, desde las primarias del Partido Republicano, y el temor que existe sobre la aplicación de algunas partes de su programa, los gestores dudan de que lo pueda cumplir literalmente, sin llegar a algún tipo de pacto con los miembros del Grand Old Party, alejados de sus tesis más populistas.
Pero su triunfo introduce algo más que volatilidad en los mercados, cuando se esperaba que la Reserva Federal norteamericana hubiera podido anunciar la esperada segunda subida de tipos de interés, en su próxima reunión de diciembre.
La buena marcha de la economía norteamericana, con datos sólidos de creación de empleo y de crecimiento, hacían que los expertos asignaran un 80% a la probabilidad de este anuncio. Pero la incertidumbre que se ha instalado a medio plazo entre los inversores, hasta que el próximo mes de enero tome posesión de su cargo el presidente electo, han hecho rebajar la expectativa al 50%.
A diferencia del Brexit de Reino Unido, la nueva administración republicana tiene un carácter 'reversible' dentro de cuatro años, una circunstancia que invita a la cautela a la hora de plantearse qué comportamiento adoptará Trump al frente de la Casa Blanca, aparte de la confianza en el sistema de contrapesos de poderes de Estados Unidos.
El mercado descontará pronto una postura más favorable para la subida de tipos, aunque solo sea en respuesta a la fuerte dosis de estímulos presupuestarios que el nuevo gobierno va a administrar”.
De hecho, una parte importante del programa de Trump, referido al gasto público en infraestructuras y más inversión en temas de defensa, es muy similar al que prometía el Partido Demócrata durante la campaña, produciéndose una curiosa paradoja, como destaca Eric Lonergan, gestor del equipo de multiactivos de M&G. “Podríamos ver políticas de gasto público procíclicas por primera vez desde Reagan, lo que socavaría profundamente los mercados de renta fija. Irónicamente, una política presupuestaria más laxa le viene bien a la FED, que quiere normalizar los tipos de interés. La gran paradoja de este último brote de populismo es que podría dar lugar a un conjunto de políticas que den primacía al capital sobre el trabajo, y que parecerán más keynesianas que neoliberales”, explica.
Y este incremento del gasto mediante endeudamiento público más una reducción de los impuestos podría provocar el efecto que la FED ha estado buscando establecer paulatinamente pero ahora de manera más brusca. “El aumento de la volatilidad y la incertidumbre podría llevar a la Reserva Federal a mantener los tipos sin cambios en la reunión de diciembre, en contra de lo que el mercado había previsto hasta hace muy poco. Sin embargo, más adelante el mercado descontará pronto una postura más favorable para la subida de tipos, aunque solo sea en respuesta a la fuerte dosis de estímulos presupuestarios que el nuevo gobierno va a administrar”, señala Dierk Brandenburg, analista senior de renta fija pública de Fidelity.
Presidencia de la FED
Hay un asunto que los inversores seguirán detenidamente durante los próximos meses y es si se produce un relevo en la presidencia de la Reserva Federal, que ostenta Janet Yellen hasta primeros de 2018, lo que daría una señal de alerta. Pero Simon Ward, economista jefe de Henderson, cree “improbable que Trump designe a un sustituto que tenga un planteamiento menos expansivo, monetariamente hablando. La clara victoria de los republicanos debería permitirle poner en marcha una gran reforma fiscal y programas de estímulos presupuestarios, lo que debería impulsar el crecimiento a costa de una mayor inflación y unos tipos más altos en la renta fija”.
Si los estímulos previstos para la economía de Estados Unidos son contemplados con interés por parte de los inversores, y la política monetaria apoya este crecimiento, ¿qué preocupa a los inversores respecto a Donal Trump? Su retórica proteccionista, con la pretensión de incrementar los aranceles a productos de México y China, así como su intención de renegociar los tratados de libre comercio firmados por EEUU, todavía es una señal importante de alarma importante sobre su repercusión, porque entran en juego temas geopolíticos e incluso de economía doméstica.
Las grandes preguntas son cómo van los bancos centrales a acompañar este movimiento con sus políticas y cómo van a integrar los mercados de bonos los mayores riesgos para la inflación y la estabilidad financiera”.
“Conviene recordar que en el mercado de bonos estadounidenses tienen un gran peso los inversores extranjeros, como China, país contra el que Trump ha realizado comentarios hostiles. El 50% del mercado de bonos del Tesoro de EEUU está en manos de inversores extranjeros, al igual que el mercado de bonos corporativos estadounidenses. Y los chinos, especialmente, han comenzado a ser vendedores netos de bonos del Tesoro de EEUU durante los últimos seis meses”, afirma Jim Leaviss, responsable de renta fija minorista de M&G.
Y otra incógnita más acuciante para los inversores es cómo se pueden implementar estas medidas cuando el resto del mundo sigue otro camino divergente. “Las grandes preguntas son cómo van los bancos centrales a acompañar este movimiento con sus políticas y cómo van a integrar los mercados de bonos los mayores riesgos para la inflación y la estabilidad financiera”, subraya Didier Saint George, miembro del comité de inversión de Carmignac. Dos preguntas que, a su juicio, introducen posiblemente los dos riegos más subestimados de 2017: los mercados de bonos y la credibilidad de los bancos centrales.
Con todo, en el ánimo de los inversores todavía pesa la importancia que tiene la mayor economía del mundo. “Estados Unidos sigue siendo el país donde han nacido prácticamente todas las innovaciones tecnológicas disruptivas que hemos conocido en los últimos cincuenta años, donde el estado de derecho es sacrosanto y además cuenta con unas tendencias demográficas relativamente favorables e importantes reservas de capital. Ninguna de estas cosas ha cambiado de la noche a la mañana”, asegura Richard Dunbar, responsable de Estrategia senior de Aberdeen AM.