La política comercial del Banco Santander con sus fondos de inversión está proporcionando buenos resultados a la entidad. A finales de agosto el volumen patrimonial de sus fondos ascendía a 34.300 millones de euros, según los últimos datos de Ahorro Corporación, una cifra que difiere poco de la que proporcionan otras firmas de análisis.
La que proporciona Inverco, la asociación profesional del sector, es algo inferior, de 31.660 millones de euros. Pero aun así la distancia que mantiene con sus rivales más directos, BBVA AM e Invercaixa, se acerca a los 5.000 millones de euros respecto al patrimonio. La diferencia entre el líder y estas dos entidades es un poco mayor según el estudio de Ahorro, ligeramente superior a los 7.000 millones de euros.
En cualquier caso, es indiscutible el reinado de Santander AM, que ha conseguido acceder a este puesto y agrandar la distancia con sus rivales más cercanos gracias a un giro en su política comercial. Los fondos mixtos, en especial los de renta fija, se han convertido en los productos mimados por la entidad cántabra.
Esta categoría, en conjunto, ha acumulado hasta agosto 10.272 millones de euros en suscripciones netas, según los datos de Inverco. Y casi todos los meses aparecen fondos del Santander entre los mayores captadores entre los inversores.
Aunque el informe de Ahorro Corporación no ofrece los datos desglosados, basta analizar su informe para comprobar el protagonismo que están teniendo los fondos de riesgo, que abarcan desde los fondos mixtos hasta los de renta variable.
Desde principios de 2014 hasta el pasado mes, el Banco Santander ha experimentado un crecimiento del 93% en el volumen patrimonial de este tipo de fondos, equivalente a 6.440 millones de euros. Los fondos con objetivo de rentabilidad han sido la categoría con mejor comportamiento para la entidad, al experimentar una subida del 53%, alrededor de 630 millones de euros.
Que el crecimiento de los activos bajo gestión de una entidad como el Santander esté basado en gran parte en los fondos mixtos indica el cambio de perfil que la firma pretende introducir en sus clientes, apostando por un poco más de riesgo a cambio de obtener una mayor remuneración. Una política comercial que tiene imitadores y que seguramente se hará más intensiva durante los próximos meses.
