Alberto Garzón no va a fichar por Acento, el ‘lobby’ que lidera el exministro José Blanco. Cuando el pasado martes todo parecía cerrado, el exministro de Consumo renunció horas después por la presión mediática de ‘su espacio político’. Los pasos se estaba dando de forma oficial para que Garzón se incorporase en el mes de marzo a la consultora pero Acento tuvo que adelantar el anuncio sin la aprobación del Gobierno. 

Garzón informó de su decisión a la Oficina de Conflictos de Intereses, organismo dependiente del Ministerio de Función Pública que lidera José Luis Escrivá. Por esta oficina pasan este tipo de casos y su aprobación o rechazo se comunica en un informe semestral que remite al Congreso de los Diputados. 

Como explican a este medio desde la Oficina de Conflicto de Intereses, la ley exige que los ex altos cargos, durante los dos primeros años después de su cese, soliciten la autorización para incorporarse a alguna actividad privada. “El interesado (Alberto Garzón), siguiendo lo establecido en la ley, había cursado solicitud, que estaba en fase de análisis cuando apareció en la prensa”, señalan desde el organismo.

Esta oficina es la que autoriza también la pensión como ex alto cargo. El exministro tenía derecho a percibir indemnización durante un máximo de dos años desde su cese, que en su caso fue en noviembre.

Garzón lo solicitó cuando se hizo oficial su salida del Gobierno y se comprometía no realizar ninguna actividad pública o privada. Es decir, en el caso de haber cerrado su incorporación, el exministro habría dejado de cobrar cerca de 5.100 euros al mes del Estado durante los próximos 24 meses.

Esta “pensión compensatoria” se recoge en el informe del segundo semestre de 2023 de la Oficina de Conflictos de Intereses. En ese documento, sí se registro otro fichaje de José Blanco con el Teniente General y ex segundo jefe del Estado Mayor del Aire, Ignacio Bengoechea Martí. Bengoeche, además de la consultora Acento, registra en este informe su entrada en el fabricante Ela Aviation y la presidencia no ejecutiva en la compañía española SMS (Spanish Missile Systems).

Garzón aceptaba su nuevo papel

Alberto Garzón descartó la propuesta de José Blanco. La culpa, a priori, es la presión mediática que recibió por parte de sus antiguos compañeros en una noticia que Acento reconoció con un comunicado tras su publicación en la prensa.

"La noticia era cierta, aunque faltaban algunos flecos por cerrar, y así lo confirmé personalmente a la prensa", explicaba en sus redes sociales. El exministro toma esta decisión por la "incomprensión suscitada" y el "revuelo" causado y ante las duras críticas por parte de Pablo Iglesias. "La izquierda en la que yo creo no debería reproducir esas prácticas que expulsan a más gente de la que integran", afirma para tratar asuntos como "el estrés, ansiedad y de falta de tiempo" para estar con los seres queridos. 

Porque se conocía que esta decisión iba a desatar ciertas críticas de su 'ex' compañeros. "La impresión general, según me confirmaron diferentes dirigentes políticos, era que se trataba de una decisión que afectaría negativamente a las organizaciones del espacio político", explica el exministro en su comunicado oficial.

Garzón asumía entonces hace semanas su nuevo rol en Acento, la consultora de asuntos públicos que lideran Alfonso Alonso y José Blanco con un amplío elenco de expolíticos. El plan de la empresa era que el exministro comenzase su carrera en el lobby antes de Semana Santa, asumiendo la Dirección de Prospectiva Geopolítica de la firma.

El que fuera máximo representante de Izquierda Unida iba a aterrizar en la consultora Acento con el título de economista y posgrado en economía internacional y desarrollo. No se iba a dedicar a la consultora de manera exclusiva, sino que seguiría con sus otros proyectos de carácter académico y con las colaboraciones con medios de comunicación. Un plan de vida que ha cancelado.

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