El oligopolio de las gasolineras de ‘pata negra’ puede tener los días contados. Las estaciones independientes no dudan en buscar su hueco en la red de carreteras provocando una profunda metamorfosis en el mercado del carburante. Repsol, Cepsa, BP o Galp pierden clientes, presionadas por las marcas independientes, que alcanzan ya el 40% del total de puntos de venta en España, según datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP). Lo ‘low cost’ está de moda.
Una de las principales razones del éxito de estas gasolineras alternativas es su precio: el consumidor se puede ahorrar hasta 3,5 céntimos de euro (gasolina 95) o 4,5 céntimos (diésel) si reposta en estaciones no convencionales, según un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) de septiembre. En esa misma publicación, la CNMC recuerda que España es el cuarto país más caro de la Unión Europea en precios de gasolina antes de impuestos.
España es el cuarto país más caro de la UE en precios de gasolina antes de impuestos
Más asequible para el bolsillo de los conductores, pero ¿está garantizada la calidad del combustible? ¿Es igual de eficaz que el que proporcionan las tradicionales? “Todos los productos carburantes que se comercializan en España tienen que cumplir unos estándares europeos fijados en la norma EN 22 que garantizan un nivel de calidad del carburante para el consumidor final.”, explican fuentes de la AOP.
La diferencia del precio está en los aditivos que emplean las petroleras: empresas como Cepsa o Repsol incorporan al carburante unas propiedades que sirven para mejorar el rendimiento y proteger el desgaste del motor, lo que repercute en el precio final encareciéndolo. “Las 'low cost' no aditivan sus productos”, aclara la propia AOP. En suma, la calidad en ambos casos está asegurada, y el mínimo legal se cumple.
La gasolina de marca blanca cumple con las garantías de calidad, solo que no incorpora aditivos, y por eso es más barata
Pero si el usuario paga menos por la gasolina de marca blanca no es sólo por la cuestión de los aditivos: el modelo de negocio también influye. “No son equiparables; es como comparar El Corte Inglés con Mercadona”, comentan desde la asociación.
Recortar en gastos de personal automatizando el servicio, ‘obligar’ a consumir a la vez que repostas en el caso de las gasolineras adheridas a hipermercados o fidelizar al cliente con tarjetas descuento son estratagemas que aumenta el margen de beneficios de los operadores alternativos.
La AOP recuerda que "el consumidor es libre de elegir el formato que más le conviene". Hay operadores que apuestan por el valor de la marca, la calidad del producto y del servicio, la ubicación, la fidelización y las promociones, y otros eligen el precio como principal arma.
“Es un modelo que no garantiza la protección del usuario”, advierte Rubén Sánchez, portavoz de FACUA-Consumidores en Acción, y añade: “El que yo tenga que manipular con una sustancia peligrosa conlleva un riesgo”. Su crítica la extiende también a los operadores tradicionales, que están imitando la estrategia de las baratas introduciendo el pago automatizado con máquinas sin operarios.
El coste de suelo para las gasolineras independientes es más barato, lo que también se refleja en el precio final del carburante
Otro factor que permite a la gasolina de marca blanca ser más barata se encuentra en el ámbito jurídico. En un intento de apretar a las grandes marcas, el Gobierno introdujo desde el año 2000 medidas para liberalizar el mercado y facilitar las barreras de entrada a los nuevos operadores (Real Decreto-ley 6/2000 y Real Decreto-ley 4/2013). Todo esto se traduce en un coste de suelo muy barato para las estaciones alternativas, lo que de nuevo se refleja en el precio final que pagan los ciudadanos.
“Pero no se puede hablar de competencia desleal”, comenta Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA). Y la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos aclara que “el modelo de distribución en España es consecuencia de la competencia sana entre todos los agentes participantes en el mercado”.
Las tradicionales se han puesto 'las pilas' por el avance de la gasolina barata y han reaccionado copiando a las alternativas. Tanto es así que Repsol y Cepsa se han sumado al 'low cost' con las marcas Campsa Express y Red Ahorro, respectivamente.
‘Low cost’ que se pasan de listas
No todas las estaciones cumplen con la ley. De hecho, a comienzos de junio de este año la Agencia Tributaria y la Guardia Civil, en la llamada ‘Operación Nehar’, destaparon una macrored dedicada al fraude de hidrocarburos que operaba en once comunidades autónomas: los casi 100 detenidos defraudaron más de 5,5 millones sólo con el Impusto de Hidrocarburos.
La trama adulteraba gasóleo procedente del ámbito agrícola y combustible para calefacciones, ambos tipos bonificados fiscalmente, para venderlos como automoción. El delito, según explica Mario Arnaldo, dañaba más a Hacienda que a los propios vehículos, ya que el uso de gasóleo agrícola en turismos no tiene por qué dar problemas en principio.