El PSOE llega a su 41 Congreso Federal este próximo fin de semana en Sevilla en medio de un estado de shock, a medio camino entre la decepciòn y el disimulo ante lo que intuye está por venir si el otrora empresario amigo de la actual cúpula en La Moncloa y Ferraz, Víctor de Aldama, prueba de alguna manera sus gravísimas acusaciones de corrupción. Porque el demoledor relato que hizo ante el juez es el de una persona con acceso directo a los principales despachos del poder socialista durante los últimos seis años para hacer negocios con unos y otros. Algunas cosas e las que dijo serán mentiras o "exageraciones", dicen no pocos en el partido, "pero algo de verdad hay, seguro"
De momento, todo son rumores sobre presuntos whasapp y grabaciones que obran en poder de Aldama, de los cuales el juez y la Fiscalía ya tendrían conocimiento aunque no se hayan hecho públicos, pero los socialistas prefieren aferrarse oficialmente a que todo es una "inventada" (sic) rotundamente falsa, como la ha calificado Pedro Sánchez; eso sí, la mayoría más por conveniencia que por convicción, "porque ya lo hicimos con José Luis Ábalos y mira...", se lamenta en conversación con Vozpópuli el responsable orgánico de una importante federación en referencia la incredulidad generalizada de las primeras acusaciones de cobro de comisiones y regalos en especie contra el ex ministro de Fomento, allá por febrero de este año.
Lo único cierto a esta hora es que, un 41 Congreso que estaba programado desde su concepción como una suerte de convención del Partido Demócrata estadounidense a la española -mil delegados con derecho a voto y 2.000 invitados- a mayor gloria de Sánchez y del relanzamiento de un proyecto cuando llevamos un año de legislatura que no arranca por debilidad parlamentaria, va camino de convertirse en una sesión de autoayuda entre socialistas la capital hispalense en la que unos y otros se den ánimos para salir de la incertidumbre que conforme pasen los días puede ir a más.
"Si es un pequeño Nicolás, ¿Qué hacia recibiendo con Ábalos y Koldo nada menos que a la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en Barajas? o ¿Qué hacía reuniéndose tres veces con toda una vicepresidenta, Teresa Ribera, para hablar de proyectos en la España Vaciada, o con Begoña Gómez?". Son preguntas que en muchas sedes socialistas se están formulando en voz baja desde el mismo jueves en que el Gobierno puso a circular esa especie para ridiculizar y desacreditar a Aldama.
Para empezar, no todos los consultados por este periódico comparten la tesis gubernamental de que se trata de otro pequeño Nicolás, en alusión al atrabiliario y fantasioso personaje que se coló en la vida político-social española hace ya una década. "Una cosa es que varios pasajes de la declaración de Aldama ante el juez estuvieran entreverados de situaciones inverosímiles, como que es colaborador de la CÍA, o que fue Pedro quien le pidió esa foto de ambos, y otra que todo lo que diga sea falso", reflexiona un diputado del Grupo Socialista.
"Si es un pequeño Nicolás, ¿Qué hacia recibiendo con Ábalos y Koldo nada menos que a la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en Barajas? o ¿Qué hacía reuniéndose tres veces con toda una vicepresidenta, Teresa Ribera, para hablar de proyectos en la España Vaciada, o con Begoña Gómez?". Son preguntas que, quien más o quien menos, muchos en muchas sedes socialistas se están formulando en voz baja desde el mismo jueves en que el Gobierno puso a circular esa especie para ridiculizar y desacreditar a Aldama.
"Choclán trabaja para el PP"
La cúpula socialista no solo ha puesto en marcha un intento de desacreditar al nuevo testimonio del empresario, sino que se declara "convencida" de que todo obedece a una estrategia perfectamente planificada por el PP porque el abogado de Aldama, Juan Carlos Choclan, "ha trabajado y trabaja para Génova", señalan a Vozpópuli varias fuentes del partido y del Gobierno. "Lo de que Aldama iba a hacer esto lo sabíamos desde hace dos semanas", argumentan, dando a entender que alguien les avisó desde el PP, desde el mundo judicial, o desde el propio entorno del empresario.
Desde el minuto uno de la declaración ante el juez, que se fue conociendo en los pasillos del Congreso de los Diputados en plena sesión para debatir y aprobar la forma fiscal, el Gobierno y el Grupo Socialista enseguida se aferraron a chascarrillos revelados por el empresario, como que fue Pedro Sánchez quien pidiò hacerse la foto con Aldama, no al revés, en el backstage de la presentación de Pepu Hernández como candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid en las elecciones municipales de junio de 2019.
Desde el entorno de Pedro Sánchez se aferran a que "por lo menos, Aldama no le ha acusado de cobrar" en sobres de dinero negro, como sí le ocurrió a Rajoy con Luis Bárcenas, aunque se teme que el empresario se haya guardado varios ases en la manga para probar sus acusaciones.
La consigna es mostrar sensación de tranquilidad tras el shock en que ha quedado el partido tras el cante judicial de Aldama para salir de peisiòn provisional: desde los 15.000 euros en un sobre que supuestamente dio el asesor del ex ministro José Luis Ábalos, Koldo Garcia Izaguirre, al secretario de Organización, Santos Cerdán, en un bar enfrente de la sede en Ferraz, a los 50.000 euros que le habría pedido Koldo para el entonces presidente canario y hoy ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, por la compra de mascarillas durante la pandemia; o los 25.000 que también habría pedido Carlos Moreno, jefe de gabinete de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero; pasando por las reuniones que supuestamente mantuvo con Teresa Ribera o la que mantuvo a solas con Begoña Gómez para colaborar con las empresas de la esposa del presidente del Gobierno.
Toda una bomba de racimo que estalló en el peor de los momentos posibles: en medio de un Pleno del Congreso de los Diputados en el cual al Gobierno le costó Dios y ayuda sacar adelante una reforma fiscal muy descafeinada por el cruce e vetos entre sus socios. El estallido dejó atónitos a los periodistas y a los diputados, propios y ajenos, que siguieron la evolución a declaración de Aldama en directo por las redes sociales, y al presidente a improvisar una rueda de prensa en la que tiró de ironía para descalificar los chascarrillos más inverosímiles (como que la foto con Aldama la pidió él, no el empresario), consciente del daño que la corrupción hace a su proyecto.
¿Los 15.000 para Cerdán, eran para Koldo?
No en vano, el Gobierno de coalición de izquierdas llegó para acabar con un caso Bárcenas que dañaba institucionalmente a España en el último tramo del Gobierno de Maríano Rajoy. Por eso, desde el propio entorno de Pedro Sánchez se aferran a que "por lo menos, Aldama no le ha acusado de cobrar" en sobres de dinero negro, como sí le ocurrió a Rajoy con Luis Bárcenas, aunque se teme lo que el empresario pueda guardar con carácter probatorio respecto a otros denunciados.
Cerdán ha dicho que no le conoce de nada, lo mismo que Ángel Víctor Torres, y en la cúpula socialista ha prendido la teoría de que todo fue un engaño del voraz asesor Koldo García Izaguirre, que nunca se conformó con las mordidas que les daba a él y a su jefe, el ex ministro de Fimento y ex número dos del PSOE, Ábalos -100.000 y 250.000 euros, respectivamente- sino que siempre querría más; Es decir, que Koldo habría pedido dinero en nombre de Cerán y Torres "para metérselo al bolsillo", aunque Aldama nunca se lo llegó a dar.