Las restricciones para la circulación de vehículos por el centro de Madrid han llegado para quedarse, con independencia de los resultados que arrojaron las últimas elecciones municipales y autonómicas en la capital. Grandes empresas de sectores diversos que llevan tiempo apostando por la movilidad sostenible como una pata emergente de negocio se oponen al fin de Madrid Central, el plan contra la contaminación implantado por la corporación municipal que ha liderado la alcaldesa, ahora en funciones, Manuela Carmena, y que se ve amenazado por la mayoría absoluta que suman Partido Popular, Ciudadanos y Vox.
"A partir de mañana se acabó Madrid Central". Son palabras de Javier Ortega Smith, candidato de Vox a la alcaldía de la capital durante la noche electoral, tras conocerse que al bloque de derechas le salían los números para arrebatar el bastón de mando a Carmena. Tan cierto es que el llamado a liderar ese bloque, José Luis Martínez-Almeida (candidato del PP) portaba también la bandera del fin de las restricciones a los coches en el centro de Madrid como que llevarla a buen puerto no va a resultar tan sencillo.
Por lo pronto, no cuenta con el apoyo de un entorno empresarial que ha desarrollado durante los últimos años una política para hacer de la movilidad urbana sostenible una línea estratégica de sus planes de negocio. Compañías que pertenecen a un amplio abanico de sectores, que van desde las grandes energéticas, involucradas por el desarrollo del coche eléctrico y las redes de puntos de recarga, hasta los fabricantes de automóviles (con alternativas a los motores tradicionales de combustión), pasando por corporaciones de servicios, que han llevado a cabo alianzas, especialmente enfocadas en el negocio del coche compartido.
Sin ir más lejos, la movilidad fue una de las grandes protagonistas de la actualización que Endesa hizo de su plan estratégico en los últimos meses del pasado año, con un incremento de 300 millones de euros en el ámbito de su filial de nuevo cuño Endesa X, que viene a replicar del modelo de su matriz, la italiana Enel con Enel X. Iberdrola anunció recientemente un programa para la instalación 200 puntos de carga rápida y ultrarrápida por las carreteras de toda España y un objetivo de contar con 25.000 puntos en 2021, entre hogares y empresas.
El 'boom' del coche compartido
Repsol irrumpió en el mercado de la comercialización eléctrica hace un año, con la adquisición de activos de bajas emisiones de Viesgo, pero su relación con el desarrollo del vehículo eléctrico y la movilidad urbana viene de lejos. Su alianza con el fabricante de automóviles Kia dio lugar a Wibble, una de las operadoras de coche compartido con mayor implantación en Madrid.
Fuera del ámbito energético, Ferrovial se alió en su día con Renault para el proyecto de Zitty, que ha incrementado su flota y sus servicios con la entrada en servicio de Madrid Central. Otras operadoras del sector como Car2Go (Daimler) y Emov (PSA) están controladas por fabricantes de automóviles que también han redoblado sus esfuerzos a partir de la entrada en vigor de las restricciones en Madrid.
"No es un problema de volumen; en el fondo, Madrid Central tiene un peso pequeño en los planes de movilidad de las empresas, que tienen un alcance global. Pero sí ha resultado una especie de estandarte, de avanzadilla para lo que está por venir, con el añadido de que está en Madrid y lo que ocurre en la capital tiene mucha más repercusión", apuntan desde una de las empresas que han apostado por la movilidad.
"Su desaparición tendría un impacto muy limitado en los números pero grande a la hora de plantear nuevas inversiones en esta área. Los que tienen que poner el dinero se lo pensarían dos veces por la posibilidad de un efecto arrastre". Las operaciones en Madrid Central no alcanzan el 10% en el sector del coche compartido en la capital.
El peligro de las sanciones comunitarias
El convencimiento de que esta tendencia ha llegado para quedarse es tal que la mayoría de las empresas prácticamente descartan que Madrid Central desaparezca. "Es un fenómeno irreversible, está en muchas de las principales ciudades de Europa y se empezará a extender en España", apuntan desde el sector eléctrico. "Un mensaje en la noche electoral, rodeado de militantes, es una cosa y llevarlo a efecto, otra muy distinta".
También cabe tener en cuenta que Madrid se expone a duras sanciones por parte de la Comisión Europea como consecuencia de los elevados niveles de contaminación que presenta, cuya repercusión recaería en todos los ciudadanos. Un elemento que hace pensar a las empresas que los anuncios del fin de Madrid Central en la campaña, especialmente por parte del PP, quedarán en nada o casi nada.
Porque lo que no se descarta es que, si finalmente gobierna el bloque de derechas, cambien algunos aspectos de Madrid Central. "Podría ser que se suavizara o se dulcificara un poco; pero que desapareciera por completo sería una desagradable sorpresa".
De hecho, las luces de alarma no han llegado a encenderse en los sectores relacionados con la movilidad, aunque es cierto que Madrid Central ha sido uno de los grandes asuntos del debate político durante la campaña en la capital junto con, entre otros, la limpieza de la ciudad, la situación económica y la operación Chamartín. Las empresas no se han pronunciado en público sobre el asunto hasta no conocer qué medidas pueda tomar el nuevo equipo de gobierno. El Ayutamiento se constituirá el próximo 15 de junio.