El ministro de Trabajo griego, Panos Skurletis, ha anunciado este lunes que habrá elecciones anticipadas este año y que hasta entonces o bien habrá un Gobierno de amplia coalición o bien se buscarán apoyos puntuales de la oposición para poder aplicar las reformas acordadas con la eurozona.
"En este momento hay un problema con la mayoría gubernamental", ha señalado Skurletis en declaraciones a la televisión pública, recogidas por la agencia Efe, en alusión a las disidencias internas que ha provocado la negociación con los socios.
El ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, tan solo había obtenido el sábado un mandato parlamentario para negociar gracias a un fuerte apoyo de los partidos de la oposición, pues entre las filas de Syriza hubo 17 diputados que o bien se abstuvieron (8), se ausentaron (7) o incluso votaron en contra (2), lo que impidió al Gobierno obtener la mayoría propia.
"En este momento hay un problema con la mayoría gubernamental", asegura el titular griego de Trabajo
Entre las abstenciones figuraron el ministro de Energía y portavoz de la plataforma radical de Syriza, Panayotis Lafazanis, y el ministro adjunto de Seguridad Social, Dimitris Stratulis. Se espera que estos dos ministros tengan que dimitir en breve, pues no respaldaron plenamente al Gobierno.
"No puedo culpar a quien se vea incapaz de decir 'sí' a este acuerdo", ha afirmado Skurletis, antes de invitar a dimitir a los dos diputados que rechazaron la propuesta. "No estamos intentando que parezca mejor de lo que es, y lo decimos claramente: este acuerdo no nos representa", ha añadido.
Por su parte, el portavoz parlamentario de Syriza, Nikos Filis, ha abogado por que las medidas sean aprobadas con el apoyo de los diputados del partido de Gobierno, ya que lo considera la manera más justa de legislar. Ambos se han pronunciado minutos antes de que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, haya anunciado que los líderes de la eurozona han alcanzado "un acuerdo unánime" para iniciar las negociaciones para el tercer rescate a Grecia, tras unas negociaciones de casi 17 horas.
Durante las negociaciones, Alemania y su canciller Angela Merkel, al igual que otros países afines a la ortodoxia económica, intensificaron la presión para que Grecia aceptase unas propuestas que van más allá de las que el pueblo heleno rechazó en el referéndum del pasado domingo.
Atenas ha aceptado algunas de las medidas que antes rechazaba, incluyendo la reforma de las pensiones y la liberalización del mercado laboral, que deberán legislar hasta el miércoles.