La nueva Prisa ha presentado este viernes sus primeras cuentas desde la salida de Juan Luis Cebrián de la Presidencia y lo ha hecho declarando unos beneficios de 9,9 millones de euros, que fueron el 54,8% menores que en el primer trimestre de 2017. Santillana se mantuvo como el motor de la compañía y logró el 61% de sus ingresos y el 95,5% del resultado operativo EBITDA. No obstante, el negocio de la educación se vio afectado por la evolución de las divisas en Latinoamérica y eso lastró los resultados.
Durante el primer trimestre de 2018, Prisa ingresó 282,3 millones de euros (-13,8%). En este período, su EBITDA fue de 55 millones (-29,1%), en un descenso que se explica en el citado efecto del tipo de cambio en el subcontinente americano y en determinados cambios contables (NIFF15).
La deuda se redujo el 43%, desde los 1.422 hasta los 818 millones de euros, algo que se explica en la operación de saneamiento y reestructuración de la compañía, que ha implicado una inyección de más de 500 millones de euros por parte de sus socios. No hay que olvidar que la compañía llegó a adeudar alrededor de 6.000 millones de euros, lo que obligó a pedir sucesivas ayudas a sus socios y acreedores; y a vender una buena parte de sus negocios estratégicos.