Quizás puede ser porque nadie es profeta en su tierra como ya indicaban los textos bíblicos o porque su rentabilidad ha bajado tanto que no tiene el más mínimo interés su tenencia como inversión. Por una razón u otra, los ciudadanos españoles han dado la espalda a la deuda pública y son, junto con los croatas, daneses, luxemburgueses, eslovenos, austriacos, lituanos y griegos los que menos dinero tienen invertido en letras, bonos y obligaciones emitidos por sus respectivos estados, de acuerdo con las últimas cifras publicadas por Eurostat.
Y eso que la deuda de las Administraciones Públicas no para de crecer en nuestro país en los últimos años. Los datos del Banco de España correspondientes al mes de abril la sitúan en 1,381 billones de euros, un 12,5% más que en el mismo mes del pasado año. La deuda de la Administración Central es de 1,202 billones (+9,4%), cifra a la que hay que añadir la de “otras unidades de la Administración Central”, 56.867 millones, un 124,2% más que en abril de 2020.
Los españoles de a pie, las personas físicas como son clasificadas en la Dirección General del Tesoro, tenían en su poder apenas 1.156 millones de euros de los 1,122 billones de euros totales emitidos por el Estado. Son el 0,10%, lo que equivale a decir que de cada mil euros de deuda que emite España (el nominal mínimo que se puede comprar) los ciudadanos solo compran títulos por valor de un euro.
La mayor parte de la deuda en manos de los hogares se concentra en bonos y obligaciones; es decir, en el medio y largo plazo. Asciende a 1.127 millones de euros, el 0,11% de un total 1,007 billones. Según los datos del Tesoro Público, fue en el año 2015 cuando los ciudadanos acapararon más dinero invertido en este tipo de activos financieros: 3.763 millones de euros, un 0,53% sobre un total de 705.353 millones en crculación en esa fecha. En términos relativos, en 2002 llegaron a tener el 1,01% del total, el equivalente a 2.372 millones sobre una cifra total 2015,al de 235.029 millones.
Desde los máximos de 2015, los datos no han hecho más que descender, si bien las mayores caídas se dieron en 2016 (-1.091 millones, un -29%) y en 2017 (-987 millones, un -36,94%). En los tres primeros meses del presente año la cifra se mantiene en el entorno de los 1.125 millones. Igual ha sucedido con los tipos de interés. Las obligaciones del Estado, la inversión a más largo plazo, devengaban un interés del 4,082% en 2015, que ha caído al 2,81% en marzo pasado.
Poco tirón de las Letras
Pero si ha habido una inversión a la que los ciudadanos hayan dado la espalda definitivamente ha sido a las Letras del Tesoro. Se trata de los activos que emite el Estado a un menor plazo de amortización, que varía entre los tres y los 18 meses. En esos plazos, los hogares únicamente mantienen 17 millones de euros, el 0,02% sobre una cifra total de 82.265 millones. De cada millón de euros emitidos por el Estado, solo 200 euros son invertidos por personas físicas. No es el peor dato, sin embargo. En 2018, la inversión total mantenida alcanzaba apenas los 9 euros.
Hubo un tiempo en que llegaron a disponer del 10,97%. Fue en 2007, cuando atesoraban 3.559 millones sobre un deuda acumulada en este tipo de activos de 32.444 millones En apenas once años, el desplome ha sido del 99,75%. Aquí la política monetaria del BCE se ha dejado sentir en la rentabilidad ofrecida. Mientras en 2007 se podía conseguir un 4,027%, en la actualidad hay que pagar para poder comprar, al ofrecer tipos de interés negativos del 0,407%.
El problema no es endémico de España. En la mayor parte de los países europeos sucede lo mismo, especialmente después de que el BCE bajará el precio del dinero al 0% en marzo de 2016. Los más “nacionalistas” son los ciudadanos de Malta y Hungría, que tienen alrededor del 20% de la deuda emitida por sus países. Le siguen los de Portugal e Irlanda, con alrededor del 10%. A continuación se sitúa Italia con algo más del 6%; Rumanía y Polonia, con el 4%, y Francia, Bélgica y Alemania, con cerca del 2%.
Quién tiene la deuda
¿Quiénes tienen entonces la deuda pública española? Las Letras del Tesoro están en un 71% en manos de inversores institucionales extranjeros (fondos de inversión, fondos de pensiones o compañías aseguradoras). Los segundos inversores en importancia son los bancos, con un 19%. El resto se reparte entre fondos de inversión (4,3%) y fondos de pensiones (2,64%). La tenencia de bonos y obligaciones está mucho más repartida. Los no residentes siguen siendo los mayores tenedores con el 42,42% del total, seguidos por el Banco de España (siguiendo las directrices de política monetaria del BCE) con el 32%; los bancos, con el 14,7%, y las compañías aseguradoras, con el 7,63%.
En Chipre, un 85% de la deuda pública está en manos de los no residentes. Con más del 50% de inversión extranjera están además Estonia, Letonia, Lituania, Austria, Finlandia, Portugal, Eslovania y Bélgica. En el otro lado, con la proporción más baja, se encuentran Suecia, Malta, Italia, Croacia, Dinamarca, Holanda o Polonia.