Las discrepancias entre Iberdrola y un consorcio participado por Acciona que participaba en la construcción del complejo que la eléctrica desarrolla en el norte de Portugal se resolverá por la vía del arbitraje. Hace unas semanas, la compañía que preside Ignacio Galán decidió rescindir el contrato adjudicado en su día a un grupo de empresas entre las que se encuentra Acciona al argumentar diferencias por retrasos e incumplimientos. El consorcio, compuesto también por las portuguesas Mota-Engil y Edivisa, acusa al cliente de impagos.
Las discrepancias se focalizan en el aprovechamiento del Alto Támega, uno de los tres que forma parte del complejo hidroeléctrico que Iberdrola desarrolla en la región lusa de Tras Os Montes, en el entorno del río Támega, que contará con una capacidad instalada superior a los 1.150 megawatios. Cliente y contratista arrastraban meses de disputas debido a una serie de retrasos en los hitos de la obra, que el consorcio, en el que Acciona cuenta con una participación del 40%, achacaba a la complejidad geológica de los trabajos.
De hecho, a comienzos del presente año, las obras en el aprovechamiento del Alto Támega tuvieron que ser detenidas parcialmente por orden de Iberdrola debido a la identificación en el entorno de una serie de condiciones geológicas que no estaban previstas durante la fase de estudio del proyecto.
No obstante, la eléctrica argumenta que los retrasos en la construcción del aprovechamiento no están relacionados con esta circunstancia y que ya se daban antes de que los trabajos fueran detenidos. Mientras, el consorcio participado por Acciona tampoco estaba cómodo en el escenario que se daba hasta entonces e incluso se planteó denunciar el contrato al considerar que Iberdrola estaba incurriendo en incumplimientos, especialmente en el pago.
Cumplir el calendario
El cliente se adelantó y optó por rescindir el contrato. No obstante, la decisión no será sencilla ya que las diferencias se resolverán a través de un proceso de arbitraje en un tribunal local. Ambas partes preparan en estos días toda la documentación para abrir un proceso que se presume largo.
Mientras, Iberdrola ultima la incorporación de un nuevo contratista que finalice las obras del aprovechamiento que, de acuerdo con el cronograma previsto, será el último de los tres de que está compuesto el complejo en ser terminado, en el año 2023. La compañía considera que podrá cumplir los plazos previstos pese a las incidencias. Las obras de las otras dos instalaciones, las presas de Gouvaes y Daivoes, marchan según lo previsto y sin incidencias reseñables.
La potencia instalada del desarrollo equivale al 6% del total de Portugal en la actualidad. La inversión de Iberdrola en el proyecto supera los 1.500 millones de euros. Las obras se iniciaron en 2014 y, a partir de su finalización, la compañía explotará las instalaciones durante 70 años.