Economía

Inquietud en Moncloa por el disparatado precio de la luz y su efecto en el IPC (y en las pensiones)

La inflación se ha disparado hasta sus cotas más elevadas de los últimos 14 meses, con una elevada influencia de los carburantes y también de la electricidad, que siguen con su descontrolado avance. En el Gobierno cunde la inquietud por el efecto en el IPC y con consiguiente traslación al coste de las pensiones

  • El recibo eléctrico vuelve a subir

La escalada de los precios de la electricidad empieza a causar inquietud en las filas del Gobierno. El mercado mayorista parece fuera de control y, lejos de moderarse por la abundancia de lluvias y viento durante el invierno y la primavera, sigue desbocado ante la incredulidad de los agentes, que no aciertan a encontrar una explicación. La fuerte subida de los precios eléctricos, junto a la de los carburantes, han situado a la inflación en su punto más alto en los últimos 14 meses. Un movimiento que amenaza con crear tendencia y encarecer el ya de por sí elevado coste de las pensiones.

En principio, los planes del Gobierno pasan por volver a vincular la evolución de la cuantía de las pensiones con la del Índice de Precios al Consumo (IPC) para evitar de esta forma que los receptores pierdan poder adquisitivo, como ha sucedido en los últimos años. En este año, el Ejecutivo ha asumido los Presupuestos que negoció su antecesor con Ciudadanos y PNV y que incluía una subida del 1,6% en las pensiones. Sin embargo, a la vuelta del verano el Gobierno de Pedro Sánchez tendrá que empezar a trabajar en sus propios presupuestos y la presión para vincular las pensiones al coste de la vida va a ser notable.

El problema con el que podría encontrarse es que ese coste esté disparado. Sólo en los últimos tres meses la inflación se ha disparado casi dos puntos porcentuales, en tasa internanual, para situarse en el 2,3%, su punto más elevado de los últimos 14 meses.

La influencia del precio de los carburantes (que han repuntado debido a las subidas del petróleo) y también de determinados alimentos (especialmente la fruta) explica parte de esta evolución. Pero también ha elevado de forma significativa su peso la partida relacionada con la vivienda, en la que se incluye el recibo de la luz.

Una subida sin explicación

Aunque los precios de la electricidad comenzaron el año significativamente más bajos que en 2017, un ejercicio especialmente complicado por la adversa climatología, 2018 lleva camino de marcar un registro nunca visto en las últimas dos décadas. Ni el incremento del peso de las energías renovables en el 'pool' (gracias al regreso de las lluvias y el viento) ni el menor recurso a una de las fuentes más caras como es el carbón han moderado los precios del mercado mayorista.

Durante los meses de mayo y junio la subida se atribuyó al parón nuclear que se dio en España, cuando tres de las siete centrales en activo detuvieron su actividad (dos por recarga de combustible y una por problemas técnicos). No obstante, el arranque de dos de ellas no ha contribuido a moderar los precios, que siguen en el entorno de los 60 euros por megawatio/hora, incluso por encima de los que se registran en otros mercados europeos como los de Francia, Alemania y Austria.

Además, la evolución del mercado de futuros no apunta precisamente a una moderación de los precios de la electricidad. Desde comienzos de año, los contratos de futuros se han elevado por encima del 12% aunque, eso sí, no cotizan actualmente en sus máximos anuales.

La CNMC investiga

El anómalo comportamiento del mercado eléctrico está siendo analizado desde hace tiempo por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC),  que busca verificar la existencia de algún tipo de anomalía o irregularidad que esté provocando esta situación.

Este escenario en conjunto ha hecho que se enciendan las alarmas en el Gobierno con vistas a una segunda parte del año en la que tendrá un duro trabajo de negociación con los socios que le apoyaron para la moción de censura con el objetivo de sacar adelante los Presupuestos para el año que viene.

Todo apunta a que el futuro de las pensiones será uno de los puntos determinantes y mucho más si el IPC cierra el año en las proximidades del 3%. Una circunstancia que no sería descabellada si el recibo de la luz continúa su imparable espiral alcista.

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