"El problema es que se combinan dos cuestiones: la primera es que España será un sitio complicado para invertir hasta que se aclare el panorama político; y la segunda, que hay demasiados destinos hoy día donde colocar el dinero". Reflexiona en voz alta, tres días después de la 'sorpresa electoral', un consejero de un gran banco de inversión.
Han pasado 72 horas desde que el recuento de las urnas esfumó el 'sueño' de un Gobierno de centroderecha, más 'amigable' con el capital. El análisis en frío de quienes mueven el dinero apuntan a una contención de las inversiones previstas. No sólo pesa el segundo argumento del consejero aludido (Portugal, por ejemplo, es una gran alternativa donde invertir). Lo preocupante es que España se enfrenta a dos escenarios, cada cual más complicado.
El primero pasa por la reedición del 'Gobierno Frankestein', en versión más peligrosa aún, La dependencia de los independentistas y de Carles Puigdemont es una bomba de relojería. Todo lo que Alberto Núñez Feijóo prometía (impuestos más bajos, menos trabas para la inversión, revisión de la estrategia nuclear) se fue por el coladero hace una semana, cuando los españoles dieron su veredicto. En lugar de un Ejecutivo del PP, puede haber otro cuyas intenciones -respecto a los grandes empresarios- ya son conocidas.
El segundo escenario apunta a una repetición electoral, con un incierto desenlace. No está claro qué ocurriría si los ciudadanos son convocados de nuevo a las urnas en diciembre. Lo dramático, a ojos de los inversores, es que esta hipótesis implica un segundo semestre de parálisis en la toma de decisiones, con un Ejecutivo en funciones y una Administración a medio gas.
La primera hipótesis es la que más visos de hacerse realidad. E inquieta sobremanera al mundo del dinero. "Sin duda, habrá un parón en las inversiones. Nadie confía en que el nuevo Gobierno cambie el rumbo de su política económica, a menos que le obligue la Comisión Europea", señala un 'estratega' que trabaja para el Ibex.
Como contó Rubén Sampedro en Vozpópuli, las claras expectativas de un vuelco electoral habían comenzado a desatascar inversiones en nuestro país. La 'marea azul' de Feijóo en las autonómicas y municipales, y el adelanto de las generales, acortaron el "periodo de incertidumbre" para muchos fondos de inversión.
El caos político desatado tras el 23-J devuelve esas perspectivas a la casilla inicial. "Habrá parón, pero vendrá disfrazado por la inversión inmobiliaria y por la periodificación de inversiones que se pusieron en marcha en 2022", opina un importante gestor de inversiones.
"Sin duda, habrá un parón en las inversiones. Nadie confía en que el nuevo Gobierno cambie el rumbo de su política económica, a menos que le obligue Bruselas"
La ralentización se dejará notar en sectores tan boyantes como el de las energías renovables. En sus presentaciones de resultados de esta semana, los primeros ejecutivos de Endesa o Naturgy ya dieron algún aviso en esa dirección. "El aumento de la incertidumbre influye negativamente en las decisiones y en la actividad, lo que, de mantenerse en el tiempo, puede conllevar un freno adicional a los proyectos de inversión y al empleo", apuntaba este martes el Instituto de Estudios Económicos (IEE), en el primer informe de perspectivas publicado tras el 23-J.
El panorama de 'desgobierno' genera pesar en el mundo empresarial, porque el segundo semestre del año se antojaba decisivo para el desbloqueo de los fondos europeos. Los empresarios han pasado de visualizar un Ejecutivo popular, insuflando velocidad a las ayudas comunitarias, a asumir la permanencia de la misma coalición que tan mal ha gestionado el dinero.
No hay ningún país en la Eurozona que haya recibido más fondos que España. Y ninguno que los haya ejecutado con semejante lentitud. La afirmación no procede de Génova, sino de una de las principales agencias de rating. Hace unos días, Standar & Poor's (S&P) estimó que el Gobierno tiene asignados 77.200 millones de euros, pero sólo 7.700 millones han llegado a la economía real.
Los inversores, pendientes de los fondos UE
En lugar de ganar impulso, la ejecución de los fondos europeos ha ido en retroceso. Otro informe reciente de la consultora LLYC asegura que el Gobierno de coalición comprometió 20.620 millones en el segundo semestre de 2021, 12.856 millones en la primera mitad de 2022 y otros 15.540 millones en la segunda. En el primer semestre de este año, la cifra comprometida ha caído a 7.770 millones (casi lo mismo que estima S&P). El balance es pésimo. Pero lo que temen ahora los empresarios es que el caos político ralentice, más aún, el ritmo de ejecución.
Según los cálculos de LLYC, el nuevo Ejecutivo debería comprometer, al menos, 13.629 millones en lo que queda de año. Una asignatura realmente complicada, teniendo en cuenta que todavía no hay Gobierno. Y si lo hay, puede ser menos ágil aún que el anterior. Hay demasiada niebla en el horizonte que observan los inversores. Y otros destinos ofrecen, en este instante, más garantías.
Portugal es el mejor y más cercano ejemplo. Gobernado por un Ejecutivo socialista, cuenta con reglas más claras y ofrece mayor transparencia a los inversores. Ahí va un ejemplo: hace tres meses cumplió con su deber de publicar la lista de los mayores beneficiarios de fondos europeos. A España todavía se la espera en Bruselas.