La Reserva Federal deberá tener sustituto de Ben Bernanke el año que viene y suenan para el cargo dos personas. Una, en teoría la mejor colocada, causa pavor en muchos flancos. Se trata de Larry Summers, adalid antaño de la desregulación financiera y la caída de la Ley Glass-Steagal. La otra, una mujer: Janet Yellen. El lobby femenino del partido demócrata se ha movilizado para que el presidente Barack Obama se lo piense y elija no a su favorito, sino al más adecuado. Una mujer, por primera vez, después de 14 presidentes, el primero, nombrado en 1861.
Las mujeres, por ejemplo, pertenecientes a dicho partido y con presencia en el Congreso han solicitado por carta al presidente que se decante por Yellen, indicándoles que “es la mejor opción”.
No son las únicas. Numerosos expertos bancarios han manifestado su estupor (y, por qué no decirlo, su horror) por el hecho de que el profesor de Harvard, exsecretario del Tesoro de EEUU que no dudó en impulsar la derogación de una ley que separaba la banca comercial y la de inversión, impuesta tras la depresión ocurrida tras el crash del 29, vaya a regir los destinos económicos mundiales.
Puesto clave para el mundo
“Se trata de un puesto clave el mundo, sin duda es el cargo que más puede influir en todo”, señalaba un gestor de fondos, deseoso de impulsar una mayor ortodoxia en la Reserva Federal, el banco central de EEUU. “En España no se hizo ni caso, pero la derogación de la Glass-Steagal ha tenido un impacto enorme en todos nosotros, con el paro como gran colofón. La burbuja de deuda se ha generado a partir de ahí”.
Las mujeres demócratas, evidentemente, no quieren a Yellen al frente de la Fed simplemente por ser mujer y es ahí donde ponen de manifiesto argumentos muy similares a los esgrimidos por el gestor español consultado: “La doctora Yellen ha demostrado un conocimiento único del impacto que las políticas de la Reserva Federal tienen en las clases medias”. En su opinión, la llegada de la primera mujer al frente de la institución será lo mejor “para un mandato en el que se compagine control de los precios con bajo desempleo”.
Yellen es la contraparte al “gran desregulador de Wall Street”, como se conoce a Summers, quien, con su jefe Robert Rubin (secretario del Tesoro en la administración Clinton) fue el gran valedor del ascenso imparable de la banca de inversión. Yellen, por el contrario, fue de las primeras voces que alertaron del riesgo del estallido subprime.
La batalla está servida. Aunque la sucesión de Bernanke no es únicamente una guerra de sexos, conviene no echar en saco roto que Summers dejó Harvard, universidad que presidía, dejando esta joyita para el recuerdo: que las mujeres están menos preparadas para las matemáticas y las ciencias. Este es, a día de hoy, el principal candidato para presidir la Fed, si Obama no lo remedia.