Por primera vez, el 85% de los ocupados españoles, sin tener en cuenta sus condiciones laborales y salariales, tiene una nómina (el resto son trabajadores autónomos). Se trata de la tasa de salarización (proporción de trabajadores por cuenta ajena respecto a la población ocupada total) más elevada en la historia estadística. Pero se ha conseguido con un crecimiento exponencial de los empleos fijos discontinuos, con casi tres millones de trabajadores por horas (fijos y eventuales a tiempo parcial), con un aumento progresivo del empleo temporal y, sobre todo, sin que se haya producido un incremento real de los salarios.
En todo caso, también hay profesiones que no llegan o que superan levemente el 50% de esa tasa de salarización. Es decir, sólo la mitad del empleo es asalariado en actividades como, por ejemplo, los artistas, peluqueros, zapateros, científicos y profesionales de la abogacía, traductores, reparadores de ordenadores y de equipos electrónicos de uso doméstico así como en los agentes inmobiliarios. Mientras, la función pública y el transporte aéreo y marítimo son los únicos sectores en que el 100% de sus empleos es asalariado.
La estadística contradice el comentario de Pedro Sánchez de que la economía española va “como un cohete”, porque que se ha llegado a esa elevada tasa de salarización (dos puntos por encima de la registrada en el año previo a la pandemia y tres puntos más que la del inicio de la gran crisis financiera) sin que haya crecido la masa salarial en términos constantes (valor real), a pesar de que ahora hay 1,4 millones de asalariados más que en 2008. Es decir, las remuneraciones totales (salarios más cotizaciones sociales a cargo del empleador) del primer trimestre de 2024 (últimos datos disponibles) han crecido un exiguo 3% a precios constantes respecto al mismo periodo de 2008, descontando la inflación. Y, en términos anuales (desde 2008 a 2023), sale que la masa salarial actual está dos puntos por debajo de la evolución del IPC en estos ejercicios. Lo que significa que las remuneraciones totales no han aumentado, pese a haber más personas trabajando y que ahora se reparte entre más empleados la misma masa salarial, que se registraba en el inicio de la gran crisis.
Salarios e inflación
Las cifras son elocuentes. Según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), hasta junio pasado había casi 21,7 millones ocupados en España, de los cuales 18,4 millones eran asalariados (ese 85%), mientras que los trabajadores por cuenta propia (autónomos) se situaban en los 3,2 millones (casi el 15%). Hay, por tanto, ahora un 8,4% más de asalariados que en 2008 (un 22% más en el sector público y sólo un 5,6% en el sector privado), que beneficia sobre todo a la recaudación del IRPF (con ingresos bajo control), ya que el Gobierno de Sánchez no ha actualizado la tarifa con la elevada inflación soportada, mientras que hay casi 400.000 autónomos menos (-9%).
Según la información de la contabilidad nacional, la inflación ha crecido en este periodo por encima del 34%, mientras que las remuneraciones totales (incluyen las importantes subidas de las cotizaciones empresariales, sobre todo a los empleos en cuotas máximas) habían aumentado un 37% desde 2008 (año base del cálculo). Lo que significa que se ha producido un inapreciable aumento neto de la masa salarial de ese 3% en 16 años, pero con 1,4 millones más de asalariados.
Dónde es más fácil conseguir una nómina
Por sectores, además de las Administraciones Públicas, pilotos, azafatas y otro personal de vuelo, con el 100% de sus empleos con una nómina, la educación (94,5%) y la sanidad (93%), con amplia presencia pública, se encuentran muy por encima de la media del 85% de la tasa de salarización. Los servicios de suministro de energía y de agua, así como la industria extractiva figuran con tasas por encima del 95%, mientras que la industria manufacturera se sitúa en el 92% y el sector financiero y de seguros se encuentra en el 89%.
Por actividades, el detalle es más interesante, ya que la fabricación de productos farmacéuticos y también metalúrgicos llega al 98% de asalariados mientras que la de productos informáticos se sitúa en el 96% y la del textil en el 90%. Las actividades administrativas se quedan en el 91% mientras que la información y las comunicaciones alcanzan el 88%.
Por debajo de ese 85% aparece el transporte (84,6%), mientras que en la hostelería el número de nóminas representa el 83% de la ocupación, si bien sus actividades de servicios de comidas y bebidas se quedan en el 79%, pero los servicios de alojamiento (hoteles) llegan al 95%. La industria del calzado alcanza el 80% y la construcción sólo consigue el 77%, lo mismo que el comercio.
Los empleos menos 'salarizados'
Y por el lado más bajo de salarización, es decir, dónde es más difícil tener una nómina, aparecen las actividades relacionadas con los artistas y los espectáculos (47%); reparaciones de todo tipo, de zapatos e incluso de muebles o de aparatos electrónicos e informáticos (49%); servicios de peluquería y personales, lavandería, tratamientos de belleza o funerarias (52%); servicios inmobiliarios (55%); actividades jurídicas (61%); agricultores (63%); confección de prendas de vestir (66%); y construcción especializada (69%).
Respecto a la evolución desde 2008, sube la tasa de salarización en las actividades con mayor nivel de contrataciones fijas discontinuas y de precarización. Por ejemplo, en la hostelería crece en nueve puntos ese porcentaje de trabajadores por cuenta ajena (del 74% al 83%), respecto al total de la ocupación en estos 16 años. El aumento es de 11 puntos en la agricultura (hasta el 52%); de cinco puntos en el Transporte; de cuatro en el comercio; y de tres en la industria manufacturera. En este último sector destaca el alza en seis puntos de las nóminas en la alimentación mientras cae en 19 puntos en la confección de prendas de vestir y en 21 en la industria relacionada con el tabaco.
Mientras, la caída de ocupados asalariados en el sector inmobiliario es de cinco puntos (hasta una tasa del 55%) y curiosamente la sanidad pierde también cinco puntos ya que del 94% de asalariados en 2008 pasa ahora al 89%. Por su parte, las actividades de educación, actividades financieras y de información y comunicación no varían en este periodo.
Lo que parece evidente es que los sueldos no van como “un tiro” ni como “un cohete”, tal como Sánchez interpreta la situación de la economía española, y que se han convertido en otra asignatura más que tiene pendiente el Gobierno.
hay_va
Muy interesante artículo, gracias! ( Menos relato y más datos! ) Sabría decir que "masa salarial" proviene del sector público y qué "masa salarial" proviene del sector privado? Y ya está bien de meter en las mismas categorias de "funcionariado" a profersores, médicos, etc, con gente de "otros edificios". La bomba tiene que explotar, si no no saldremos de esta
notenemosremedio
Señor periodista, con este señor de Presidente no vamos a mejor, pero todo ésto hay q agradecérselo a la señora Bañez y a Mariano el cobarde, y la inestimable ayuda de Mr. Bean, zparo. No me venga a co tar milongas, q de aquellos barros estos lodos. Estoy cansado de ver cómo ahora la CEOE, se rasga las vestiduras, con unos beneficios históricos, y con los salarios subiendo por debajo de la inflación, me gustaría saber, quien es el q hace los esfuerzos en este país?
Juan Sagarra
...con Sam Hoffa......
xaxonem
Nos van a salir los fijos-discontínuos por las orejas.
poraquiandamos
Lo sé. Pero es que lo son.
PilPIl
En un pais con una altísima tasa de formación universitaria y una sociedad avanzada, como Expaña, el empleo pùblico debiera ser temporal y rotativo de forma que todos, todas y todes participen de él. Si los investigadores, médicos, letrados e ingenieros pueden ser temporales o sustituidos por personal diverso no existe razón para que las diversas Cortes no organicen las correspondientes Administraciones, generales o de los demás poderes, así como el sistema de elección de los funcionarios, jueces y fiscales incluyendo la duración de su mandato, de forma que cualquier español pueda, durante el periodo poselectoral, acceder al desempeño de un puesto público de duración igual a la de aquél que le nombra y cuatrienal como máximo. A cambio , eso sí, y en aras de su debida neutralidad, todo el personal al servicio de las Administraciones u otros poderes del Estado, así como aquellos que perciban ayudas y subvenciones del Estado, renuncian al ejercicio del sufragio activo y pasivo mientras dure su relación con la Administración o perciban las retribuciones, ayudas o subvenciones y hasta los 2 años siguientes al fin de la relación o de la percepción. Que el suelo se mueva continuamente para toda la sociedad.