La compra de acciones propias, uno de los recursos más empleados por las cotizadas para tratar de reactivar la cotización de sus títulos, estás ahora más difícil que nunca y no sólo por una cuestión económica. Algunas de las empresas que componen el Ibex-35 están prácticamente al límite de lo establecido legalmente (10% del capital) mientras que otras ya han invertido en el pasado en este capítulo y ahora acumulan fuertes minusvalías latentes por ello.
Actualmente, la autocartera de estas compañías está valorada en unos 5.000 millones de euros, a precios de mercado. Una cifra más que respetable ya que supone casi el 2% de la capitalización total del selectivo.
El sector constructor ha sido el más destacado en este capítulo. Acciona, ACS y FCC superan ampliamente el 7% de autocartera. La última de ellas está al límite del 10% aunque bien es cierto que adquirió los títulos para evitar la dilución de sus accionistas por la emisión de bonos convertibles que lanzó en su día para financiarse.
Acciona acumula algo más de un 8% de autocartera mientras que ACS, uno de los valores más castigados en lo que va de año por su delicada situación financiera y la salida a la desesperada de algunas de sus inversiones, cuenta con más de 7,5% de acciones propias.
Difícil salida
También es especial el caso de Repsol, cuya autocartera se compone básicamente de los títulos que compró a Sacyr Vallehermoso cuando, a finales del año pasado, el grupo constructor decidió salir parcialmente del capital de la petrolera. Abertis es otro caso especial porque la concesionaria ha acumulado un 10% de sus acciones para intercambiárselas a OHL por sus activos de autopistas en Brasil y Chile. De hecho, la autocartera de Abertis no está incluida en este cálculo.
Sin acercarse aun a los límites, Telefónica conserva aún más de un 2% de autocartera, mientras que Santander cuenta con cerca de un 1,5%. Entre las compañías de mayor tamaño la excepción es Inditex, que no tiene un solo título propio en cartera sino que no lo ha tenido nunca desde que salió a cotizar hace once años.
Las compañías suelen recurrir a la compra de acciones propias para tratar de revitalizar su cotización en tiempos complicados para los mercados. Se trata, además, de una oportunidad para comprar acciones a precios baratos con lo que es más sencilla su revalorización para una hipotética colocación.
Sin embargo, en la situación actual la mayoría de las empresas cuentan con minusvalías latentes en lo que se refiere a sus acciones propias y no será nada sencillo colocarlas en el mercado sin causar un agujero en su balance.