Bankia se ha convertido en una inversión ruinosa para sus accionistas. Quienes confiaron en la entidad allá por julio de 2011, seducidos por lo que prometía ser una historia de reestructuración y sinergias a buen precio, no han ganado para disgustos. La rentabilidad que prometía ofrecer a los inversores esta entidad resultado de la fusión de siete cajas (Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caixa Laietana, Caja de La Rioja, Caja Ávila y Caja Segovia) nunca llegó y quienes confiaron sus ahorros al proyecto se encuentran atrapados en una pesadilla que empeora día a día.
Los títulos de Bankia cerraron a 0,7 euros el viernes después de sufrir una caída del 25,3%, la mayor de su historia bursátil. Un castigo que llegó a rondar el 30% en el peor momento de la sesión. La acción se queda así a un precio irrisorio, especialmente si se compara con los 3,75 euros a los que debutó, y se acerca peligrosamente al mínimo de 0,48 euros que tocó el pasado mes de agosto. Un nivel que los expertos no descartan que pierda.
El plan de recapitalización de la entidad obligará a los accionistas a asumir parte del coste del saneamiento y ante la posibilidad de que pierdan prácticamente todo, los accionistas huyeron despavoridos el viernes. Las minusvalías que obtengan están sin determinar pero todo hace prever que serán muy significativas, incluso superiores 90%. Al final dependerán del precio que se fije para la ampliación de capital de 10.700 millones de euros que forma parte del plan de reestructuración de la entidad.
El FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) ha encargado la valoración de Bankia a tres valoradores independientes. Y a partir de su veredicto se decidirá el quebranto que sufrirán los accionistas. Una quita que será mayor o menor dependiendo del valor que se dé a la entidad al analizar las pérdidas, su patrimonio y capacidad de beneficio futuro.
Los accionistas de Bankia se enfrentan, por tanto, a un escenario muy sombrío. ¿Puede llegar a valer cero la acción de Bankia? “Ni idea, no lo sé. Desconocemos los términos de la ampliación de capital”, comenta un analista de una firma extranjera, sin descartar la posibilidad. “Con Bankia cualquier cosa es posible ya pero hasta cero no creo que llegue. Dependerá de cómo se valore. Probablemente si la acción baja mucho habrá inversores especulativos que entren en el valor”, comenta Nuria Álvarez, de Renta 4. “La compañía no vale nada”, añade Luis Benguerel, de Interbrokers.
Las estimaciones de los analistas que siguen Bankia dan una valoración a la entidad entre los 0,2 y los 0,45 euros, lo que hace prever que la presión vendedora continúe. UBS, por ejemplo, da un precio objetivo a la acción de 0,25 euros asumiendo que la ampliación de capital se hace a unos 0,575 euros.
El FROB se enfrenta a un dilema de calado. El coste social de dejar a los accionistas de la entidad con títulos sin valor será muy elevado pero al mismo tiempo cuanto mayor sea la carga que estos asuman de la factura del rescate bancario, menor será el coste para el resto de contribuyentes. Al final, no se descarta que los accionistas se queden con títulos con un valor mínimo que les permita recuperar algo de la inversión perdida a muy largo plazo.
La ironía de todo es que la salida a Bolsa que se convirtió casi en una cuestión de Estado allá por julio de 2011 ha resultado ser el negocio más ruinoso para quienes acudieron a la llamada de auxilio. Bankia debutó en un momento convulso. La operación se consideraba clave para devolver la confianza al sistema financiero español. Tenía que salir a cualquier precio y para lograrlo la entidad obligada a rebajar sustancialmente su precio de salida a Bolsa. La acción debutó a 3,75 euros, lo que entonces suponía un descuento del 60% sobre el valor en libros del banco. Desde entonces todo han sido contratiempos. Los problemas de la entidad para afrontar los saneamientos en solitarios desencadenaron una serie de acontecimientos hasta que la entidad acabó en manos del Estado y los accionistas con unas minusvalías del 81%.