Con el regreso de las vacaciones y la vuelta a la rutina diaria, los inversores se encontrarán con pocas pistas claras sobre qué ocurrirá en los mercados en un otoño que se encuentra ya más cercano. Los últimos acontecimientos en la economía china y sus efectos expansivos al resto del mundo han demostrado lo difícil que puede ser intentar adivinar dónde invertir para obtener una remuneración adecuada. Y, sobre todo, sin demasiado riesgo.
Quien apuesta por la renta fija para evitar sustos con la bolsa se puede encontrar sin un rendimiento elevado de su dinero, pero quien se decide por la renta variable, conociendo los vaivenes que comporta, puede querer salir despavorido ante el enésimo tropiezo. Y es que este año está sirviendo de curso acelerado para comprender el significado del concepto de la volatilidad.
Durante la última parte del año, habrá que tenerla muy presente de nuevo, puesto que la decisión sobre la subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal norteamericana, su repercusión sobre los mercados emergentes, el enfriamiento de la economía china y la situación de sus mercados de valores, sostenidos a golpe de decretos gubernamentales, y el eterno problema de Grecia sin resolver serán claves que marcarán el último cuatrimestre.
La subida de tipos en Estados Unidos
Todos los inversores tienen marcado en rojo en sus agendas el próximo jueves 17 de septiembre. Ese día se conocerá finalmente si la Reserva Federal norteamericana, conocida por sus siglas en inglés FED, da comienzo a la subida de tipos de interés, o prefiere seguir postergando la decisión, a la espera de cómo evolucionen los acontecimientos en China. El mercado lleva esperando la subida desde hace tiempo porque los datos de la economía norteamericana van certificando su recuperación paulatina. Pero la caída del precio de las materias primas y la devaluación del yuan no benefician los datos de inflación, razón por la que algunos analistas estiman que el incremento del precio del dinero podría retrasarse un poco más.
La ralentización del gigante asiático
La devaluación del yuan que han realizado las autoridades chinas ha servido para escenificar el constipado mundial si el gigante asiático se resfría. Las dificultades para afrontar un cambio de modelo hacia mayor consumo interno, con el pinchazo de su mercado inmobiliario y el batacazo de las bolsas chinas, donde millones de pequeños inversores han invertido poniendo como contrapartida de sus créditos activos vinculados con el sector inmobiliario, se han convertido en la parte visible de una realidad que afecta a los mercados emergentes por la caída de las importaciones de materias primas y, por tanto, de su precio. Pero el sostén gubernamental de los mercados de valores está creando una realidad virtual por la cual nunca se va a producir un 'crack'. En estos momentos a China no le beneficia un dólar más fuerte, por lo que no quiere una subida de tipos en Estados Unidos.
El euro
La moneda única europea ha vivido durante las últimas semanas en un vaivén continuo a tenor de las expectativas de los inversores. La posibilidad de que la decisión de la FED de subir los tipos de interés se retrasara una vez más ha dado vigor al euro, que llegó a cruzarse a 1,17 con el dólar. Cuanto más salían los inversores de los mercados emergentes por el temor a China, más valor adquiría el euro, además, como divisa refugio. Y esta tendencia podría prolongarse durante un tiempo porque la expansión monetaria en la zona del euro, al contrario de lo que ocurre en Estados Unidos, todavía tiene un largo recorrido.
The neverending story de Grecia
El título de la conocida película de los años 80 bien podría aplicarse a la situación de Grecia, donde los inversores pasan de contemplar cómo el miedo a un supuesto gobierno 'extremista' de Syriza se ha convertido en una nueva convocatoria de elecciones por las fricciones entre distintos bandos del presidente Tsipras a raíz de los acuerdos con la troika. Esto se traduce en más incertidumbre sobre la viabilidad política de Grecia y en otro retraso para intentar pactar una inevitable reestructuración de su deuda.