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¿Otra burbuja? El Nasdaq de 2015 ofrece una imagen más madura del sector tecnológico

El Nasdaq avanza y retrocede hacia el nivel donde estalló la burbuja tecnológica hace quince años, pero los inversores ya no temen un nuevo estallido porque las empresas del sector son firmas más maduras.

  • Sede del Nasdaq, en Times Square de Nueva York

Aunque a los adolescentes de ahora les resulte imposible pensar que ha existido un mundo sin redes sociales, móviles, juegos en red, 'tablets' o buscadores de internet, ese mundo existió. El 'boom' que ocasionó la eclosión de muchos negocios relacionados con las nuevas tecnologías vivió su punto álgido con el cambio de siglo. En aquel entonces muchas empresas tecnológicas estaban inundadas de dinero. La fiebre de internet había atraído a numerosos inversores ávidos de encontrar la fórmula mágica para convencer a los consumidores de las bondades de sus proyectos 'puntocom'.

Las valoraciones de nuevas empresas recién creadas que basaban su estrategia en promesas de marketing más que en hechos se disparaban continuamente. El Nasdaq, el índice tecnológico por excelencia, superó el 10 de marzo del año 2000 la cima de los 5.000 puntos, superando esa barrera psicológica por segunda vez en su historia desde que se fundó en los años 70 en Estados Unidos.

Pero la entrada en recesión de la economía norteamericana en el primer trimestre de 2001, junto con los brutales atentados del once de septiembre de ese mismo año, terminaron por explotar la enorme burbuja que se había formado, incluso a los proyectos tecnológicos más sólidos, y en octubre de 2002 el Nasdaq descendió hasta los 1.108 puntos.

Hace menos de un mes, este índice ha vuelto a superar la frontera de los 5.000 puntos y las alarmas se volvieron a encender. ¿Hay motivos para inquietarse ahora? La respuesta sería no, aunque los inversores decidieron plegar velas, en un contexto en que los principales índices bursátiles de Estados Unidos están sufriendo correcciones, el dólar sigue apreciándose frente al euro y la Reserva Federal ha retirado la palabra paciencia de su vocabulario, lo que anticipa el inicio de la subida de tipos de interés en la economía norteamericana.

El temor puede estar justificado porque el Nasdaq perdió en un año y medio el 80% de su valor y son varias las empresas que aún no han recuperado la cotización

“Es comprensible que los inversores se pregunten si la historia se está repitiendo ahora”, plantea Lukas Daalder, director de inversión de Robeco Investment Solutions. “Pero esta vez estamos en una situación distinta. No se observa ninguno de los signos habituales de una burbuja: no reina la euforia, no se habla de nuevos parámetros de valoración ni de un cambio de paradigma, y no hay un frenesí de nuevos valores que salen a cotización”.

El temor puede estar justificado porque el Nasdaq perdió en tan solo un año y medio el 80% de su valor y son varias las empresas importantes que todavía no han recuperado la cotización que alcanzaron en aquella época. Pero es cierto, como señala Daalder, que en esos años había 4.715 compañías cotizando, y las puramente tecnológicas representaban el 57% del índice.

¿Qué ha cambiado entonces? Entre otras cosas, el número de empresas cotizadas ha bajado hasta las 2.568 firmas, y la tecnología únicamente acapara el 43% del Nasdaq. Datos que indican una mayor maduración del sector, con empresas más consolidadas y que cuentan con una estrategia de negocio más tangible que las empresas 'puntocom' de principios de siglo. Aunque ahora los nombres más conocidos son los de Google, Facebook o Amazon, otros gigantes del sector siguen operando, como Apple, Microsoft, Cisco o Adobe.

“Los beneficios de las empresas subyacentes son sólidos, sus valoraciones son realistas y el Nasdaq ahora no se compone sobre todo de firmas de nueva creación”, señala Daalder. “Ya no es un exorbitado patio de recreo para este tipo de empresas, sino que el índice ha madurado para dar lugar a otro más estable”.

De esta forma, y superado ya de nuevo en marzo el nivel de los 5.000 puntos, parece que esta vez no estallará otra burbuja, aunque sí puede sufrir correcciones importantes en función de la evolución de la economía norteamericana.

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