Francia insiste en que resucitar el proyecto Midcat para construir un gasoducto entre España y el país galo por Cataluña no está justificado teniendo en cuenta los bajos flujos de intercambio entre los dos países incluso en la situación de crisis actual, que están lejos de saturar las infraestructuras existentes.
Fuentes próximas al Ministerio de la Transición Energética francés han recalcado que "el flujo entre España y Francia no es para nada un factor limitante" para el abastecimiento de Alemania y de Europa central y oriental, como ya quedó en evidencia cuando se abandonó el proyecto del Midcat en 2019. Para ilustrarlo, precisan que la interconexión actual entre Francia y España (hay dos gasoductos por el extremo occidental de los Pirineos) no está saturada, y la prueba es que este pasado mes de agosto en el sentido norte-sur solo se utilizó al 60%. Esta cifra contrasta con los puntos de tránsito de gas en los que sí se han constatado cuellos de botella desde el comienzo de la guerra en Ucrania a finales de febrero y la política rusa de ir cerrando los grifos del gas en dirección a Europa. En concreto, los conductos que van de Francia a Bélgica (y que luego alimentan Alemania y otros países más al este) se utilizaron en agosto a una capacidad de entre el 87% y el 97%. Los que conectan Francia con Suiza, y que sirven para llevar gas a ese país pero también a Italia, han estado saturados, por su parte, a más del 80% desde finales de marzo.
Alemania
Por todo lo anterior se está trabajando en uno de los puntos que ha identificado como problemático, el tránsito de gas Francia-Alemania: los gestores de redes de los dos países tienen intención de abrir un flujo adicional de 100 gigavatios hora al día este invierno en su frontera común de Obergailbach.
Este nuevo jarro de agua fría al Midcat llega tras los repetidos llamamientos de las autoridades españolas, alemanas y portuguesas en favor de un nuevo tubo que permita hacer transitar gas llegado en barco a las terminales metaneras de la península ibérica hacia Europa central y oriental.
Más allá del argumento del margen de capacidad todavía disponible en los gasoductos entre Francia y España para rechazar el Midcat, las fuentes próximas al departamento de Pannier-Runacher reiteran que una nueva infraestructura para ser útil para abastecer al resto de Europa requeriría en primer lugar reforzar la red de gasoductos franceses. Eso significaría "varios años" hasta su entrada en servicio, además con un costo de "varios miles de millones de euros", lo que en resumen significa que "no es por tanto una respuesta a la crisis energética actual".
El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, dijo el pasado 30 de agosto que su país iba a examinar la petición que le hacían dos "amigos" como son los jefes de Gobierno de Alemania, Olaf Scholz, y de España, Pedro Sánchez, para reconsiderar el Midcat. Pero la nueva salva de argumentos deja a las claras que la posición frontalmente en contra de París no se ha movido.