Pedro Larena aseguró este miércoles en la Audiencia Nacional que la salida de Ángel Ron de Banco Popular fue una "auténtica chapuza". El que fuera consejero delegado durante la última etapa de la entidad explicó ante el juez que investiga las presuntas irregularidades que llevaron a la disolución de la entidad en el verano de 2017 que el cese de Ron fue algo lamentable y estaba "todo hecho" el 1 de diciembre cuando se le comunicó, según fuentes jurídicas presentes en su declaración.
El antiguo número dos no se quiso posicionar en ningún bando pero sí reconoció que había una cierta inquietud por parte del consejo -al que calificó de "avispero"- y que parecía que "querían la cabeza" del presidente a toda costa.
Larena señaló que posiblemente su contratación se había realizado para calmar a algunos consejeros y apaciguar al Banco Central Europeo (BCE). Pero subrayó que esta medida no fue suficiente, porque los representantes mexicanos querían sustituir al presidente. Reyes Calderón fue la encargada de contactar con Pedro Larena. Fue la primera conexión entre el banquero y la entidad, que por aquel entonces presidía Ángel Ron.
Nombramiento de Emilio Saracho
Larena también explicó que el fichaje de Emilio Saracho se daba por hecho en el consejo. A su parecer, había como una especie de acuerdo que daba a entender que el consejo no era el que decidía si entraba o no. Sino que sería él mismo, con su propia decisión. De hecho, el exbanquero remarcó durante su declaración que el día antes a la votación le pidieron que diera un 'sí'.
El exconsejero delegado dijo de Saracho que es "un banquero como la copa de un pino", pero que no era un banquero comercial. Bajo su punto de vista, cuando Reyes Calderón le contó que venía él, pensó que le iba a "poner un lazo a Banco Popular para venderlo".
Larenta destacó que su relación con Saracho no fue fácil y que al presidente no se le veía cómodo con la situación. Aun así, aclaró que Emilio Saracho no fue el artífice de su cese. El antiguo número dos destacó que su marcha fue un acto pactado entre ambas partes y que se originó cuando llegó el nuevo presidente a la entidad.
El que fuera segundo espada de Banco Popular sí reconoció que su salida tuvo relación con una petición que le hizo Emilio Saracho. El presidente quería la dirección general financiera, área que depende directamente del consejero delegado y es por eso por lo que se llegó a un acuerdo. Según la versión de Larena, su intención era irse cuando fuera "responsable", y por eso se había pactado su marcha para junio, pero el hecho relevante de abril precipitó su salida para la junta general del 10 de junio.
El banquero abandonó su puesto un año y medio después de su nombramiento. La llegada del nuevo número dos, Miguel Escrig, le había relegado como un consejero delegado con funciones de director comercial. Eso, junto al reconocimiento de los errores de las cuentas de 2016, le llevaron a renunciar.