Hoy se reúnen todos los bancos acreedores de Pescanova (o prácticamente todos, ya que la cifra superará las 20 entidades) en la sede madrileña de Deloitte para crear el ‘steering comite’ o comité delegado que lleve las negociaciones con la compañía de una manera concreta. Se pretende que esté formado sólo por entidades españolas.
Este ‘pool’ negociador es distinto al conocido como G7, que es el encargado de suministrar la liquidez de urgencia para que la empresa pueda mantener su operativa hasta final de año. Estos siete bancos (Sabadell, NovaGalicia, Bankia, Santander, BBVA, La Caixa y Popular) dieron un crédito de urgencia de 55 millones de euros hace unas semanas, para que Pescanova no colapsara directamente.
El asunto no es baladí, ya que la heterogeneidad del grupo bancario hace complicada una refinanciación de 3.600 millones de euros, que ya sería difícil en el caso de que hubiera pocos bancos (o incluso uno).
En general, el liderazgo bancario lo ha llevado Banco Sabadell, como firma con más deuda contraída, alrededor de los 225 millones, seguida a poca distancia por NovaGalicia, La Caixa y Popular.
Pero el desastre de Pescanova ha revelado una cantidad ingente de entidades financieras, algunas con posiciones casi irrelevantes.
Por lo demás, el nuevo presidente, Juan Manuel Urgoiti, debe afrontar un complicado escenario, como es el de la presentación de un plan financiero y culminar una enorme refinanciación para la que, de momento, no hay posiciones concretas. El asunto promete ser largo y muy complejo.