En un artículo del Instituto Económico de Montreal, su presidente Michel Kelly-Gagnon, afirma que la magnitud y duración del impacto negativo de las consultas son imposibles de cuantificar con precisión y, es que, desde el auge de las tesis independentistas a partir de 1976, Montreal perdió la confianza del sector financiero dejando de ser el principal polo comercial de Canadá.
Si entonces la provincia albergaba la sede de cinco de las ocho principales instituciones bancarias por volumen de activos, después de la primera tentativa independentista de 1980, en la que ganó la permanencia en Canadá por veinte puntos de distancia, solo el Banco Nacional de Canadá se mantuvo en Quebec. Como consecuencia Montreal perdió su preponderancia como centro financiero y capital económica de Canadá, en favor de Toronto, en la provincia anglófona de Ontario.
La crisis de desconfianza iniciada a finales de los 70 siguió con los sucesivos gobiernos nacionalistas hasta la segunda consulta soberanista de 1995, en el que el secesionismo perdió por un estrecho margen de 50.000 votos. Durante estos Gobiernos se promovió una visión autonomista y legislaciones como la polémica Carta de la lengua francesa que priorizaba el francés en los centros de trabajo.
Según la fundación de investigaciones económicas franco-inglesa MEI, durante los mandatos del Partido Quebequés (1976-1985 y 1994-2003) hasta 700 empresas abandonaron la región para relocalizarse en otras provincias canadienses. Y si en 1990, antes del segundo referéndum, Quebec contaba con 96 de las 500 principales empresas de Canadá, diez años después, el número de grandes compañías bajó a 75, de acuerdo a un estudio del 'think tank' Fraser Institute. La inestabilidad económica trascendió a los dos procesos independentistas y sus efectos son palpables a día de hoy en términos comerciales y demográficos.
CRECIMIENTO ESTANCADO
La fuga del capital financiero de Montreal en los 70 y 90 provocó que la provincia viera resentido su crecimiento económico, que ha registrado cifras positivas pero a un ritmo inferior al resto del país. Además, la brecha económica con Ontario, principal beneficiado del éxodo bancario y de aseguradoras, se ha acrecentado. Así, los datos del Instituto Económico de Montreal muestran que entre 1981 y 2006 Quebec creció al 2,3 por ciento, mientras Canadá lo hizo a una media del 3 por ciento.
Durante estos 45 años de proyecto independentista el peso económico de Quebec se ha ido diluyendo, y si en 1981 la economía quebequesa representaba un 20,5 del PIB canadiense, en 2006 este porcentaje descendió al 18,5, también según datos del Instituto Económico de Montreal.
Cifras gubernamentales más recientes demuestran que la provincia ha crecido a remolque de la media nacional, en 2016 Quebec tuvo un crecimiento del PIB de 1,2 por ciento, principalmente basado en las exportaciones de bienes y servicios, mientras, el PIB de Ontario aumentó un 2,5 por ciento. La principal diferencia se registra en el PIB generado en el sector financiero y de seguros, y si en 2016 el de Ontario crecía un 5,1, líder del país, el de Quebec avanzaba al 3,1 por ciento, casi un punto y medio por debajo de la media nacional.
Del mismo modo, el desempleo se agudizó tras la primera consulta en 1980, hasta entonces en Toronto y Montreal contaban con cifras de empleo similares, pero entonces se produjo una brecha de 6 puntos de diferencia en desempleo entre ambas provincias, apunta Kelly-Gagnon en un artículo. A día de hoy ambas regiones vuelven a contar con unas cifras de empleo muy similares, los datos gubernamentales sitúan en 5,4 la tasa de desempleo en Quebec, mientras en Ontario se encuentra en el 5,3, ambas por debajo de la media nacional de 5,6 por ciento.
PÉRDIDA DE 600.000 PERSONAS A OTRAS PROVINCIAS
Según un informe del Fraser Institute, una de las consecuencias más graves que sufrió la provincia francófona durante los procesos soberanistas fue la migración de personas a otras zonas dentro de Canadá. Según este estudio la migración interna de 1971 a 2005 supone un saldo negativo de 600.000 personas para la región de Quebec.
Durante ese periodo 1,6 millones de quebequeses abandonaron la provincia, mientras que 1,06 millones de canadienses decidieron emigrar a la provincia francófona, lo que arroja un saldo negativo que convierte a Quebec en la única provincia que perdió población canadiense en favor de otras zonas, y significó que su población no creció al mismo ritmo que otras provincias de Canadá.
En estos 45 años, los habitantes de Quebec han pasado de 6,02 millones en 1971 a 8,16 millones en 2016, según la agencia oficial de Estadística de Canadá. Mientras, en este mismo periodo Ontario casi dobló su población, de 7,7 millones en 1971 a 13,4 millones en 2016. Hace cuatro décadas Quebec representaba el 27 por ciento del total de canadienses, y hoy ese porcentaje ha descendido hasta el 23 por ciento.
Otras de las constataciones del Fraser Institue es que la edad que más se resintió entre los migrantes fue la franja de 20 a 29 años, con un especial repunte coincidiendo con la celebración del segundo referéndum cuando la migración a Quebec cayó 20 puntos entre los jóvenes canadienses, un hecho con consecuencias en el plano económico y demográfico.