El dilema sobre el papel que le correspondería al BCE en el rescate a España, el choque de criterios que se registra en Bruselas, la actitud ambivalente de Alemania y las resistencias de otros países como Holanda y Finlandia pesan y mucho en el calendario que maneja el Gobierno para acudir al rescate ‘preventivo’. Pero no todas las dudas proceden de fuera. Mariano Rajoy también escudriña, como es lógico, el patio interno y mide por anticipado la tormenta política que se desataría si llama a las puertas de Bruselas antes de las elecciones gallegas, vascas y catalanas.
El Gobierno sopesa la tormenta política que se desataría si llama a las puertas de Bruselas antes de las elecciones gallegas, vascas y catalanas
El Gobierno tiene claro que aunque Artur Mas, permeable a los intereses que en este terreno tienen las entidades financieras y empresas implantadas en Cataluña, apueste a puerta cerrada por un rescate exprés de la economía española, CiU dará la espalda en el Congreso a Mariano Rajoy si finalmente se decide a dar el paso ya que la coalición prioriza los intereses que se ventilan en la cita electoral del 25 de noviembre. En las mismas circunstancias está el PNV. Influenciados por los empresarios y por las entidades financieras vascas, sus representantes en Madrid defienden en privado que España debería haber ido al rescate hace tiempo, pero que si el Gobierno formalizara antes del 21 de octubre la petición a Bruselas, también le darían la espalda en el Parlamento.
Este doble juego del nacionalismo no se da en las filas socialistas, al menos con los mismos perfiles. Alfredo Pérez Rubalcaba ha dicho a los suyos a puerta cerrada que “si Rajoy piensa que le va a salir gratis el rescate, se equivoca”. Mientras prepara su artillería para cuando llegue el momento, la dirección socialista plantea en público que el rescate debe evitarse y que si el Gobierno no logra eludirlo supondrá un “fracaso político” que provocará mucho ruido en el Parlamento. De momento, precipitaría una especie de revival del debate del estado de la nación que, posiblemente, destrozaría la campaña electoral del PP en Galicia, plaza fundamental para Mariano Rajoy, y también en el País Vasco y Cataluña.
Este mapa de coordenadas y la evidencia de que el PP se quedaría solo en un arco parlamentario tan fragmentado como el actual, están siendo estudiados con detalle por el Gobierno para retrasar todo lo posible el rescate, a pesar de que los argumentos que podría manejar contra el PSOE son muy potentes.
Al PSOE le agradaría destrozar la campaña del PP en Galicia, la más importante para Rajoy, sirviéndose de la palanca que le proporcionaría el rescate
Basta recordar, aseguran fuentes del PP, que Zapatero adelantó las elecciones generales para evitar aparecer ante los españoles como el principal culpable de la intervención del país y que se ciñó disciplinadamente a los deberes que le puso el Banco Central Europeo para evitarla. De hecho, hizo una reforma exprés de la Constitución en pleno agosto para calzar en ella el principio de estabilidad presupuestaria, iniciativa en la que obtuvo el respaldo del propio PP. Con anterioridad, bajó el sueldo a los funcionarios, congeló las pensiones y frenó una parte de los gastos que dispararon el déficit de 2011 más de tres puntos por encima de la herencia oficialmente reconocida por los socialistas.