Hace apenas dos años Almirall sufrió uno de sus peores momentos. La farmacéutica catalana llegó a registrar pérdidas de más de 300 millones de euros en 2017, arrastrada por el mal comportamiento de su filial americana, Aqua Pharmaceuticals.
La entrada en números rojos para la farmacéutica catalana, una de las más conocidas a nivel internacional, provocó que en cuestión de días sus acciones cayeran más de un 40% de golpe, perdiendo casi la mitad de su valor en bolsa.
Actualmente, la compañía de los hermanos Gallardo no sólo se ha recuperado, sino que este último trimestre ha registrado un beneficio neto superior a los 60 millones de euros, con más de 469 millones de euros en ventas. Una cifra que marca la tendencia alcista que está experimentando la compañía, que los años previos a 2017 llegó a alcanzar unos niveles de facturación superiores a los 800 millones de euros.
Foco exclusivo en dermatología
No ha sido un camino fácil, pero la estrategia que ha seguido la compañía bajo el mando del belga Peter Guenter, que asumió la dirección de Almirall el mismo año que la compañía vivía uno de sus peores momentos, ha demostrado ser efectivo. Sus acciones se han revalorizado desde entonces más de un 90%, y continúan en tendencia alcista.
La idea se centró en poner el foco en el segmento sanitario que mejor les ha funcionado en los últimos años: la dermatología. Esta estrategia era anterior a la crisis de 2017, pero tras registrar aquellos niveles de pérdidas, la directiva de la farmacéutica se puso las pilas en materia de desinversiones para apostar todo a una en medicamentos dermatológicos.
Una de las más sonadas fue la venta de Thermi, una empresa desarrolladora de tecnología de radiofrecuencia utilizada como alternativa a la cirugía. Su compra en 2016 por 80 millones de euros formó parte de la misma estrategia de expansión bajo la cual se enmarcó la adquisición de Aqua Pharmaceuticals. Tres años después, el pasado mes de marzo, Almirall le cedió la compañía norteamericana a Celling Biosciences por una cantidad no revelada.
La crisis de 2017
El verano de 2017, los hermanos Gallardo se presentaron ante una conferencia de analistas en la que informaron de que iban a tener que llevar a cabo una corrección a la baja de las estimaciones financieras para aquel año por "problemas” con Aqua Pharmaceuticals, adquirida por Almirall en 2013.
Al principio estimaron que estos “problemas” implicarían un impacto de unos 80 millones de euros, debido a que se trataba de un deterioro de un fondo de comercio de la compañía dermatológica norteamericana.
Durante el primer semestre de 2018, la farmacéutica catalana tuvo que hacer frente a una reducción de inventarios, de facturación y a la salida al mercado de una versión genérica de su fármaco Acticlate, para el tratamiento del acné. Todo ello sumado a un escándalo judicial.
El pasado mes de junio, la compañía se vio obligada a llegar a un acuerdo con la Fiscalía de Fildadelfia bajo el cual tuvo que pagar un total de 5,9 millones de euros para zanjar un caso abierto en 2017 por una excomercial estadounidense, que denunció mordidas y sobornos a médicos por parte de Aqua Pharmaceuticals.
Mordidas a médicos
El grupo “pagó a sabiendas” durante 2012 y 2017 mediante comerciales y otros empleados “espectáculos, viajes, tarjetas regalo, y regalos” para médicos a cambio de que éstos recomendasen sus productos. También los contrató para conferencias, consejos asesores y servicios consultivos.
Desde la compañía aseguraron que todos los responsables ya no trabajan en la farmacéutica. El escándalo, sumado a las pérdidas que registraron al perder la exclusividad de Aciclate, se terminaron traduciendo en una deuda millonaria.
Duplicarán sus ventas
No obstante, parece que económicamente Almirall ha dejado ese año negro atrás. Más allá de su cuenta de resultados, a medidados de este año, Jorge Gallardo anunció la compra de la licencia europea de lebrikizumab, un tratamiento contra la dermatitis atópica en desarrollo de la ‘farma’ estadounidense Dermira por un valor de más de 144 millones de euros.
A cambio, la farmacéutica catalana espera obtener unas ventas de más de 450 millones de euros, lo que supondría duplicar de un plumazo su facturación actual. El mercado dermatológico es un filón poco explotado dentro del sector farmacéutico, y en el caso de la dermatitis atópica, una enfermedad cutánea que afecta a más del 20% de niños en España, la oportunidad de negocio es aún mayor.
120 millones de la UE
Por otra parte, la farmacéutica catalana ha contado con algo de ayuda para llevar a cabo su conversión estratégica hacia el sector dermatológico. La Unión Europea, a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI), ha concedido a la compañía un préstamo por valor de 120 millones de euros para financiar "nuevas indicaciones terapéuticas para pacientes con enfermedades de la piel severas", según han informado en un comunicado.
El acuerdo entre el BEI y Almirall forma parte del Plan de Inversiones para Europa – el Plan Juncker – que permite al BEI incrementar su apoyo a inversiones en proyectos que contribuyen a aumentar el crecimiento económico y el empleo. Según han explicado desde la institución europea a través de un comunicado, Almirall podrá beneficiarse de las condiciones favorables de la financiación BEI, tanto en plazos de amortización como en tipos de interés hasta el año 2022.