Antonio Garamendi iniciará su mandato al frente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) en un momento de incertidumbre, tanto en el plano político como en el económico. La desaceleración ya se atisba en el horizonte y la inestabilidad política ha complicado con creces la tarea de aprobar cualquier norma en el Parlamento. En este contexto, algunos de los principales apoyos con los que ha contado para alcanzar la presidencia de la patronal le han reclamado que adopte a partir de ahora un papel activo en la resolución de los problemas a los que se enfrentarán próximamente los empresarios como consecuencia de las turbulencias que vive el país.
El empresario vasco ha asumido la presidencia de la CEOE en una situación bastante mejor a la que encontró su antecesor, Juan Rosell, quien heredó el cargo de Gerardo Díaz Ferrán, encarcelado pocos meses después de dejar de abanderar la patronal. Ahora bien, parece que en el futuro próximo vienen curvas para los empresarios, como advierten las principales instituciones internacionales y la propia patronal, que han rebajado las previsiones de crecimiento para España. Eso podría endurecer la primera etapa de Garamendi al frente de la Confederación.
En su primer discurso como presidente de la CEOE, Garamendi ha puesto en valor a los empresarios españoles, que -ha asegurado- son los responsables de 9 de cada 10 empleos que se han creado en España durante los últimos años. También ha hecho un llamamiento para que se fortalezca el diálogo social y ha criticado al Gobierno por pactar con Podemos un incremento del salario mínimo interprofesional hasta los 900 euros. En este sentido, ha recordado que UGT, CCOO y la CEOE habían pactado antes del verano aumentarlo hasta 1.000 euros en 2020.
Ciertamente, las relaciones entre la patronal y el Gobierno se han enrarecido durante los últimos meses, principalmente, por las políticas fiscales aprobadas por el Ejecutivo y por determinados 'globos sonda' relacionados con el mercado laboral. Los empresarios también han alzado la voz porque Moncloa no haya convocado algunas de las mesas de diálogo que Pedro Sánchez prometió a los agentes sociales a principios del verano. Entre ellas, las relacionadas con temas importantes para la CEOE, como la formación o la lucha contra la economía sumergida.
Garamendi ha incidido en que actuará con "lealtad institucional" durante su mandato, pero dentro de la organización afirman que las diferentes visiones sobre la economía española y las necesidades de los empresarios que tienen la CEOE y el Gobierno podría provocar choques en los próximos tiempos.
Ampliación de la estructura directiva
En las conversaciones que ha mantenido Garamendi con su entorno durante los últimos días, ha comunicado que su propósito es anunciar al equipo directivo que le acompañará durante los próximos cuatro años el próximo diciembre. Eso sí, se da por supuesto que ostentarán dos de las vicepresidencias Juan Pablo Lázaro, el líder de la patronal madrileña CEIM; y José Sánchez Llibre, su homólogo en Cataluña (Foment del Treball).
La intención de Garamendi pasaría por aumentar el número de vicepresidencias y, al igual que ha hecho Sánchez Llibre en Cataluña, dar entrada a varias mujeres en su directiva. En este sentido, dentro de la sede de la patronal suenan nombres como el de la empresaria Rosa González de Frutos. Por su parte, el nuevo secretario general de la organización será José Alberto González-Ruiz, quien sustituirá en su puesto a Ana Plaza.
La pregunta que se hacen algunos de los pesos pesados de la CEOE es la relativa a cuál será la relación de su nuevo presidente con Foment del Treball, dado que Garamendi siempre ha sido especialmente beligerante al referirse a las 'cuotas nacionalistas' y eso ha causado cierto malestar entre algunos sectores de tejido empresarial catalán.
La intención de Garamendi pasaría por aumentar el número de vicepresidencias y dar entrada a varias mujeres en su directiva
En principio, su postura ha sido la de tender la mano a Sánchez Llibre, al que ha ofrecido mantenerse, si lo desea, como responsable de relaciones con las Cortes en la CEOE, así como de vicepresidente.
Este miércoles, en su discurso de 'investidura', se empeñaba en remarcar -otro guiño- que había dado la orden de incluir, junto a la bandera de la CEOE, la española y la de la Unión Europea, las de las comunidades autónomas, puesto que "la España moderna" es el resultado de "la unión de la pluralidad de sus pueblos y regiones".
No es ningún secreto que la postura de Juan Rosell con respecto a la estrategia que debe aplicarse para solucionar el problema del independentismo ha ocasionado fricciones en la CEOE durante los últimos años. De hecho, su visita a Oriol Junqueras a la cárcel de Lledorens le valió fuertes críticas internas. Ahora bien, ahora que la presidencia no la ostentará un catalán, habrá que ver si vuelven las críticas por la falta de sensibilidad de Madrid con el tejido productivo de esta comunidad autónoma, remarcan fuentes de la Junta Directiva de la CEOE.